Armas de destrucción masiva en la Moncloa y pelotas de pádel

Cada mañana paso por el quiosco de prensa y me entretengo unos segundos para constatar la tenacidad de periódicos como El Mundo, ABC o La Razón que, cada día sin excepciones, lanzan los peores titulares contra el gobierno de Pedro Sánchez. Un drama.

Sé que esperaré en vano que abran a cinco columnas con la última gran noticia económica para nuestro país: “El FMI prevé que España crecerá este año un 2,9%, por encima de Estados Unidos, y un 2,1% en 2025. El avance del PIB español para 2024 superará en más de tres veces la media proyectada para la eurozona”.

Creceremos tres veces más que la media de la eurozona, pero nada de eso lo leeré en la mayoría de los periódicos del quiosco, tampoco la previsión sobre la bajada de la inflación que pasará del 3,8% del año pasado al 1,9 en 2025. 

Las noticias positivas para nuestra España son las peores noticias para el Partido Popular. Por eso las esconde, las ignora y sigue en su afán de crear una realidad paralela donde todo es corrupción y pesimismo, donde es perentorio dinamitar cuanto antes La Moncloa porque Aznar ha asegurado que Sánchez guarda en su interior un arsenal de armas de destrucción masiva y pelotas de pádel.

Hay que preguntarse qué titulares y qué grito en el cielo pondrían algunos jueces cercanos al PP si el novio de una ministra del PSOE hubiera pactado con Hacienda "íntegramente" la comisión de delitos relativos a dos ejercicios fiscales, y que además proponía asumir ocho meses de cárcel y pagar unos 525.000 euros para evitar ir a juicio. 

¿Y si el novio de esa ministra del PSOE, además de defraudar 355.000 euros, intentara desgravarse a través de su empresa por un Rolex, un saxofón, el arreglo de un Porsche o unas pelotas de pádel?, ¿Y por unas vacaciones por Croacia y Grecia?

Los escándalos reales del novio de Ayuso, Alberto González Amador, se tapan con tenacidad en los medios de la derecha que se dedican cada día a buscar las armas de destrucción masiva que oculta Pedro Sánchez. Escribe Baltasar Garzón, en Infolibre: “Tal empeño en base a un concepto publicitario básico: repetir un eslogan a los cuatro vientos, acaba calando. Establecer una serie de supuestos hechos sin pruebas que atacan en la línea de flotación al rival acusándole de haber matado a Manolote funciona para crear una nube tóxica de dudas que acaban convirtiéndose en “certezas” en el imaginario popular y que, con la tenacidad de la gota de agua, hace que se horaden las convicciones incluso de los más sensatos…”.

Ayuso se niega a reunirse con Sánchez, Feijóo se queda con el culo popular al aire otra vez ninguneado por quienes mandan en su partido y, mientras el delincuente y su novia, la presidenta, ponen el grito en el cielo de Madrid acusando a los otros de sus propios pecados, el portavoz del Partido Popular, Miguel Tellado, lanza una campaña para intentar que los socios de Sánchez abandonen el barco. Dice Tellado que, si no se apartan del “Gobierno podrido de Pedro Sánchez, se pringan”.

En su verborrea pringada de odio, habla de corrupción el portavoz de un Partido Popular que sí fue condenado por corrupción por la Audiencia Nacional. Habrá que recordarlo otra vez: “El 24 de mayo de 2018, la Audiencia Nacional determinó como resultado de las investigaciones del llamado "Caso Gürtel" la existencia, desde la fundación del partido en 1989, de una estructura de contabilidad y financiación ilegal en las finanzas del PP, que se desarrollaba en paralelo a lo que el propio partido informaba oficialmente. La Audiencia Nacional, en la sentencia, argumentaba que el PP ayudó a establecer «un sistema genuino y efectivo de corrupción institucional a través de la manipulación de la contratación pública central, autonómica y local».

“TREINA AÑOS DE CORRUPCIÓN! Se cree el ladrón que todos son de su condición y esa sabiduría popular adorna el quiosco de mi barrio cada mañana donde se siembran las verdaderas armas de destrucción masiva contra el Gobierno: es la única acción política que desarrolla el Partido Popular y para eso les pagamos.

elObservatorioDCLM