San Francisco de Sales, la FAPE, la libertad de los periodistas y la manipulación de los medios públicos

El día del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, ha servido este año para que la Federación de Periodistas de Castilla-La Mancha haga pública una nota donde subraya que las empresas propietarias de los medios de comunicación están renunciando a su misión de control de los poderes públicos ante la gran dificultad de salir adelante por la crisis económica y la irrupción del mundo digital. Es decir, una gran dependencia del poder político y financiero impide al periodista trabajar con libertad porque las empresas dependen, casi exclusivamente, del poder político y financiero que suelen ir de la mano. La FAPE critica, en particular, "la manipulación de los poderes en los medios públicos, que tienen una gran responsabilidad a la hora de informar de una forma veraz y plural a la ciudadanía".

Es cierto que las empresas privadas de comunicación buscan un justo beneficio en el mercado y lo hacen desde una línea editorial, en ocasiones marcada y definida y otras variable según la veleta que marca el viento del poder político de turno. El periodista suele saber para qué tipo de empresa trabaja aunque, en ocasiones, no le quede más remedio que trabajar para empresas con una línea editorial muy diferente a su propio ideología, su idea de la ética o la libertad de expresión.

Con una delicada pluma, la FAPE dice lo que quiere decir pero no se expresa con toda la determinación que lo hace, por ejemplo, el Comité de Empresa de la Radio y Televisión Regional. Ni ahora ni antes. Hace tiempo que las Asociaciones de Periodistas deberían haber denunciado, con absoluta rotundidad, la escandalosa manipulación del gobierno de Castilla-La Mancha a través del director del ente regional, Nacho Villa. Todo el mundo sabe que, en sus informativos, las cuatro o cinco piezas diarias contra los ayuntamientos socialistas de la región, en particular Toledo, Cuenca y Puertollano, se han convertido ya en una línea editorial.

De nada sirvieron en su día las denuncias que realizamos desde este medio de comunicación a la Asociación de la Prensa sobre una flagrante discriminacion: desde que Arturo García Tizón es presidente de la Diputación de Toledo dio la orden a su gabinete de prensa para que no nos remitiera ninguna convocatoria ni nota informativa. Dos años y medio después, seguimos soportando semejante castigo.

De nada sirvieron nuestras protestas públicas ante la discriminación del director de este medio, dclm.es, cuando Cospedal realizaba una entrevista o un desayuno colectivo con los responsables de las redacciones de la mayoría de los medios regionales.

También ha sido tibia la reacción de la FAPE ante denuncias como las que hemos realizado desde este medio regional, dclm.es, sobre el reparto, también escandaloso, de la publicidad institucional, con un claro favoritismo hacia los medios afines y un obsceno castigo hacia quienes no escriben al dictado del gobierno. Recordemos que se trata de dinero público.

Es muy difícil que una empresa sobreviva en tiempos como este y mucho menos con cierta independencia, si es castigada económicamente por la Junta de Comunidades y, menos aún, si el poder político influye, de una u otra forma, para que no reciba publicidad de entidades financieras o grandes empresas. La idea es clara: premiar a los amigos y castigar a los discrepantes hasta que desaparezcan o se plieguen a sus exigencias.

La audiencia media de dclm.es es de 15.000 lectores únicos diarios, una implantación que consideramos más que relevante para que la Junta incluya a este medio en sus campañas institucionales con cantidades similares a las que invierte en otros medios con la misma o menos implantación en la Región.

En este tipo de denuncias estamos bastante solos lo que, por otra parte, nos da la posibilidad de ser bastante libres. Eso sí, trabajando con escasísimos medios pero con miles de lectores y de colaboradores.

A pesar de todo estamos convencidos de que los medios de comunicación, con su gran variedad editorial, y, sobre todo, desde la aparición de Internet, están cumpliendo con su tarea de controlar a los poderes públicos. Ahí está el caso Bárcenas. Pero también hay casos como el protagonizado por el presidente Rajoy, en su visita a EEUU, que se negó a invitar a periodistas en su encuentro con Obama, entre ellos de medios como El Mundo y la Ser. Al menos permitieron que acudieran otros periodistas como los de El País y esta vez el presidente no se comportó como un busto parlante en pantalla de plasma, algo habitual y siempre poco denunciado, al menos con la rotundidad que se merece, por las Asociaciones de la prensa, la radio y la televisión.

Felicidades a todos los periodistas en el día de su patrón.

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