Deserción en cadena en RTVCM: El número dos, Ramón Villaverde, también se fuga de las garras de Nacho Villa

Vaya por delante que el titular que encabeza esta noticia responde a la literalidad de lo que nos cuenta una persona de máxima confianza del director financiero de la radio y televisión de Castilla-La Mancha dimitido recientemente. La fuga, en el más amplio sentido, es un adiós a un trabajo "duro, muy duro", en palabras de nuestro confidente, al que se ha sometido Ramón Villaverde bajo las órdenes del director general Nacho Villa. Un trabajo que comenzó levantando las alfombras por orden directa de Fuensalida, incluyendo querellas a todo bicho viviente de la dirección de la anterior etapa y ajuste de cuentas hasta el punto de verbalizar que había que "meter en la cárcel a alguien" para dar gusto a la presidenta. De aquella siembra de Nacho Villa, a día de hoy no ha recogido ninguna cosecha, antes al contrario ha tenido que abonar uno tras otro los contenciosos laborales abiertos, que han sido todos.

Esa presión, esa forma de hacer las cosas, esa conspiranoia que padece el director general del Ente, la forma de justificar y ejecutar los despidos, el enfrentamiento con el Comité de Empresa, el ambiente irrespirable que se vive en el trabajo, los arrebatos que tienen que soportar, el enfriamiento de la relación personal entre los dos, la mala imagen que está ganando como gestor, y la perspectiva nada halagüeña e incierta del futuro laboral y electoral, han propiciado que el director económico y financiero haya dicho basta en busca de nuevos horizontes.

VILLAVERDE, UN FICHAJE CON PERFIL ECONÓMICO QUE MUDÓ A POLÍTICO

Para entender el trabajo que asumió Ramón Villaverde cuando llegó a RTVCM es conveniente contar al lector la anécdota sucedida en el traspaso de poderes del anterior director general, Jordi García Candau a Ignacio Villa. Dentro de las mejores formas protocolarias, reunidas las partes para hacer el cambio de dirección, explicadas las partidas presupuestarias, y conocidos los pormenores de una empresa como el Ente Público, con un presupuesto entonces de 52 millones de euros, surgió una pregunta de calado: "Jordi, ¿cuánta deuda arrastra Radiotelevisión Castilla-La Mancha"? La respuesta de Candau fue sincera e ilustrativa para sus incrédulos interlocutores: "No tenemos ninguna deuda, hemos gestionado con la subvención de la Junta y la publicidad. Entrego una empresa sin un euro de deuda".

La incredulidad se instaló en la cara del consejero portavoz, Leandro Esteban, que fue el que hizo la pregunta y el que asistió, junto a Villa, a la reunión previa de traspaso.

Algo empezaba a desbarrar en aquella aventura, convertida en orgia de venganza posteriormente, que iniciaba Nacho Villa al frente de RTVCM. Tan convencidos estaban de que Candau no decía la verdad que recién nombrado Ramón Villaverde director financiero recibió el encargo de auditar "hasta el último apunte contable", en palabras de un profesional de la casa. Para ello se contrató al que llamaron jocosamente "hombre de negro", un personaje que se dedicó en cuerpo y alma a escrutar todos los papeles que diariamente le pasaban a su despacho. El "hombre de negro" pronto empezó a seleccionar información, referida a contratos de presentadores, regalos y poco más". El pozo sin fondo de la corrupción que querían encontrar se quedaba en una grieta de pocos centímetros de profundidad que sin embargo sirvió para titulares en el Abc, referencias en diarios generalistas de ámbito nacional y unas portadas en los digitales afines de la región, a cuenta de determinados regalos. La bomba que pensaban explotar era un petardo que sirvió para iniciar una querella contra el anterior director general por la supuesta desaparición de unos contratos de asesoramiento con una universidad. Con ello, Villa cumplió los deseos de su presidenta, llevar por la vía penal la denuncia presentada contra Candau para armar ruido a cuenta de la herencia socialista.

EL FAROL DE VILLA, NI CON QUÉ ENCENDER Y EL PODER DE VILLAVERDE

El comienzo de Villa fue para despistar. Aparentando moderación nombró a gente identificada con los socialistas para cargos importantes en el organigrama de Rtvcm. Sin ir más lejos, su director de Antena había sido jefe de prensa de Bono, lo que daba a entender que la mano del PP no tenía fuerza en su ámbito de responsabilidad. ¡Pero qué ingenuos los que lo creyeron!, Villa había dado instrucciones a Villaverde de que al cabo de unos meses no quedara ni con qué encender del anterior equipo. Y así fue, el martillo ejecutor fue laminando uno a uno a todos los que olían a colaboracionistas, entre ellos Jorge Pérez, convencido ya de que lo suyo había sido la pantalla en la que escondió la supuesta moderación y buen rollo que traía el periodista de la Cope. El número dos, el encargado de las finanzas, decidía incluso en la programación porque era el que manejaba los dineros. O sea, que los directores mandaban lo justo por no decir nada.

Ese poder, sin embargo, era un arma que Villaverde consideraba desmesurada ya que la cultura de gestión que traía de anteriores empresas no era ni tan caudillista ni tan radicalizada. Empezaba a conocer bien a su jefe y proyectaba en su imaginario que algún día él también podría salir escaldado, bien porque lo desautorizase o bien por cansancio. No era cómodo para Villaverde, y así lo decía a los trabajadores que despedía, hacer siempre de malo. En algunos casos tuvo que mentir a los empleados para que aceptaran el finiquito que ofrecía la empresa, ofertando a cambio el caramelo de un nuevo contrato que luego no llegaba. Esa cultura del desafecto y la imposición le rechinaba un tanto aunque nunca tuvo valentía para enfrentarse a su amo y señor. Lo suyo era ser un buen escudero para salvar la prieta nómina.

LOS JUICIOS SE PIERDEN, ALTAS INDEMNIZACIONES Y FALTA DE CONFIANZA

Poco a poco Ramón Villaverde fue recogiendo reveses judiciales a base de despidos improcedentes e indemnizaciones sustanciosas. Se hacían las cosas como decía Villa y su gestión se empañaba hasta el punto que en la casa se extendió el comentario de que "Villaverde era un contable, no un director financiero". Su currículo se afeaba por días y, lo peor, ello trascendía a la calle, con el consiguiente daño colateral que sufría su imagen. Esto le incomodaba enormemente porque no estaba acostumbrado a estar tan expuesto, sin nadie por delante que le parase los golpes. En palabras de un colaborador suyo: "No hay indios a los que matar porque ese papel lo desempeña él". Añadimos nosotros, el gran jefe "Pluma afilada" es Nacho Villa y los jefes mueren al final de la película.

La prueba del diez de su triste papel de ejecutor de la órdenes de Villa es que todos los juicios contra los anteriores directivos los perdió –aun quedan algunos por resolver- y otros se pactaron con las consiguientes indemnizaciones, en algunos casos millonarias. O sea, un desastre de gestión. A los ojos de la empresa privada Villaverde hubiera durado lo que una golosina en la puerta de un colegio. Su currículo se seguía nutriendo con "revolcones" judiciales y ausencia de sentido común en la gestión. ¿En qué medida le torturaba el hecho? Digamos, para no descubrir la fuente, que "vivía sin vivir".

Si a ello añadimos la percepción contraria a Villa que tenía de algunos despidos, la lectura que ha venido haciendo de cómo se deshacía el director general de las personas de confianza, de lo voluble que es en los afectos y lo irascible en la relación, el coctel de despedida estaba servido. Una marcha a tiempo puede ser una victoria. No se fiaba de Villa y punto, no en vano tantas personas de confianza que el periodista de la Cope había traído finalmente prefirieron alejarse de él.

Y LO QUE QUEDA POR VENIR, LA LIQUIDACIÓN DEL ENTE

Pero si todos esos matices han sumado a la hora de decidir su marcha, lo cierto es que Ramón Villaverde es conocedor de lo que queda por venir, la liquidación de la empresa. No estamos descubriendo un plan oculto que esté guardado en un cajón, no es eso, estamos proyectando lo que la presidenta Cospedal quiere hacer con la televisión y la radio autonómicas si revalida la presidencia de la Junta. Si ocurriera esto, que está por ver debido al rechazo que sufre de la ciudadanía, el siguiente paso es cumplir con lo que dijo en su programa electoral; total, a ella de poco le podría servir una vez que agote su tiempo en Castilla-La Mancha (ya saben, la ley dice que dos legislatura máximo). Y llegado el caso, quién se come el marrón de decirle a los trabajadores "hasta aquí hemos llegado". Puesto en la balanza, el riesgo de morir achicharrado es grande. Pero no se pierdan la otra posibilidad, que Cospedal pierda las elecciones. Entonces los plazos se acortan y no da tiempo a resguardarse de la intemperie. Aquí viene a cuento el dicho: "en la oposición hace mucho frío".

O sea, que lo mejor es buscar nuevos objetivos –pronto nos enteraremos adónde va- y poner fin a una relación con Nacho Villa que tuvo un inicio cordial y luego se tornó tormentosa. El concepto que tiene de su jefe es de un gran trabajador con el que es difícil trillar debido a su fuerte carácter, a su irascibilidad, a su desconfianza y a su obsesión enfermiza por controlar todo. Si a ello le añadimos lo que deslizan algunos/as que están a su alrededor, que "está poseído por la verdad absoluta y nunca se equivoca", habremos dado las claves por las que Ramón Villaverde, director Financiero del Ente Público RadioTelevisión Castilla-La Mancha, se da a la "fuga".

La versión de que lo ha cesado no encuentra defensores entre las personas a las que hemos preguntado para elaborar esta información. Señalamos también el terror que sienten los trabajadores a que se les pueda identificar por colaborar con dclm.es. Un miedo que trasciende y que se concreta en la frase "si me ven contigo me juego el trabajo". Dicho queda.