MIGUEL NIETO.- ¿Y si el PSOE se quedara embarazado?

Les voy a confesar unas cuantas ideas que me agitan en estos días de desmesura para el Partido Socialista y los que le votamos. Son reflexiones que obstruyen los circuitos de mi sentido común y hacen que la paranoia se instale hasta el punto de pedirles a los líderes socialistas que suspendan el entierro y se dediquen a engendrar a la nueva criatura. Muerte y vida, la paradoja.

Veamos: pienso y creo que al PSOE le hace falta tiempo para recuperar la unidad. Algo obvio ¿no? También que a España hay que darle un gobierno, ¿sí? Pero si esas dos cuestiones son ciertas, también lo es que si el PSOE no pare pronto una nueva criatura, a España le irá peor.

El embarazo le permitiría manejar el tiempo que le falta para poner cordura donde hay sin sentido. Y el parto sería el hijo que traería futuro a la casa donde habita el desgobierno, la tristeza, el pasado y la desolación.

Quiero decir que si a España le hace falta gobierno, que sí, también necesita un PSOE fuerte que cohesione el engranaje político de la estabilidad, no en vano la transición y lo que vino después se hizo con un Partido Socialista que quería a España y los españoles así lo valoraron.

¿Pero qué condiciones se deben dar para que el embarazo no se estropee? Primera, que no haya terceras elecciones; segunda, que se convoque un congreso que permita el alumbramiento, y tercera, que el nuevo líder sume y una al partido. Las tres son necesarias y por ese orden.

Que no haya elecciones es obvio porque posibilitaría elegir un líder con tiempo y recorrido para consolidarse. Un secretario general salido de un congreso precipitado y un partido tan dividido nacería muerto y bien muerto por el peso de los resultados electorales que obtendría en estos momentos.

Es decir, al PP se le debería permitir gobernar aunque hubiera que asumir el coste ante los militantes y votantes, se le tendría que exigir un plan de ruta en el que los grandes desafíos que tiene España primen sobre otras cuestiones (estoy refiriéndome a la reforma de la Constitución y cuestiones de calado) con el fin de estabilizar al país estabilizando también al PSOE.

Y un congreso sin perdedores debería ser el objetivo a perseguir por el secretario general. El sainete que estamos viviendo solo tiene antecedentes en la literatura de Alfonso Paso. Porque es cierto que vivimos una época de no líderes, de políticos que nacen de la necesidad de buscar donde no hay y se acaban apenas muestran sus debilidades. Es la época de la desesperanza y la nadería, en la que únicamente descuellan aquellos que tienen claro lo que quieren y cómo lo quieren. Es por ello que el PSOE no puede fallar en su elección. O acierta o muere, porque no hay segundas oportunidades en esta España fragmentada ideologicamente, el la que el voto se reparte y sólo un partido acuña fidelidades hasta sobresalir del resto.

La izquierda española vive gobernada por el reparto de simpatizantes. El PSOE se dejó cinco millones de votos en ese camino de autodestrucción. O el PSOE cura la sangría o dejará de ser partido hegemónico en este país.

¿Embarazo entonces y rápido? Sí y sin fórceps ni cesárea. Un parto natural, nunca prematuro, que le permita criar a un secretario general sano y robusto.

Miguel Nieto

Periodista