Los caprichos de Cospedal o el intolerable pucherazo que prepara en Castilla-La Mancha

Desde que llegó a Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal ha utilizado nuestra región para fortalecer sus intereses políticos en el Partido Popular y, en la mayoría de los casos, a costa de los intereses de Castilla-La Mancha.

Muchos aseguran que Cospedal ya no sería secretaria general del PP si no hubiera colocado el cementerio nuclear en Cuenca aunque Villar de Cañas fuera la cuarta en la lista de las mejores ubicaciones, según los técnicos. Qué casualidad que los tres primeros fueran terrenos situados en Cataluña, Valencia y Castilla y León. Nadie los quería y Cospedal vendió a Villar de Cañas a cambio de blindarse en el PP.

Además, Cospedal actuó como la más firme abanderada de la política de recortes y austeridad, con sus inevitables consecuencias (la ecuación no puede ser más sencilla: más recortes, menos poder adquisitivo, menos consumo, menos producción, menos empleo). Y si con esta política los ciudadanos salimos claramente perjudicados ¿quién gana? O, preguntado de otra forma: además de a si misma ¿a quien sirve Cospedal?

Cospedal engañó a los castellano-manchegos apoyando a Levante con el trasvase de agua, prometiendo empleo y fomentando luego el paro, asegurando que nunca cruzaría la línea roja de la sanidad y la educación públicas para anunciar luego la privatización de nuestros hospitales o la fallida eliminación de urgencias nocturnas, gracias a la ponderada actuación de la justicia.

Ahora Cospedal prepara una modificación del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha de forma unilateral, sin el apoyo de ninguna fuerza política ni agentes sociales, muy al contrario de lo que prometió en su discurso de investidura para acometer su primera reforma de la Ley Electoral y aumentar entonces el número de diputados en nuestras Cortes.

Cospedal juega con nuestra región, con nuestras instituciones como si se tratara de un capricho: hoy aumento el número de diputados porque es lo más justo y lo más austero y luego los reduzco porque es lo más justo y lo más austero. Muy falso es el objetivo que se presenta cuando las mismas justificaciones pretender servir para un fin y su contrario.

Todos sabemos que Cospedal pretende aumentar o disminuir el número de escaños para ajustar el resultado de las elecciones a sus intereses y eso es, sencillamente, desde una democracia como la nuestra, algo intolerable.

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