El plumero en diferido de Cospedal y el caballero oscuro, la leyenda renace

Nosotros ya la conocemos bien porque lleva más tiempo lanzando sus artificios y fuegos fatuos en Castilla-La Mancha.

La sonada ausencia de Cospedal de la procesión del Corpus en Toledo por temor a los abucheos del pueblo gentil y llano y el posterior acto blindado del Día de la Región, coinciden con un acercamiento de los lideres nacionales del PP y el PSOE para intentar alcanzar un sólido acuerdo ante la Unión Europea, más concretamente ante el Consejo Europeo que se celebra este mes.

Se observa un interesante movimiento, inédito hasta ahora, de acercamiento entre políticos, en ocasiones ocultos otras incipientes, con la participación de actuales y antiguos pesos pesados de las diferentes formaciones, encuentros en los que no deben faltar algunos de los más relevantes empresarios.

Y, lo más importante: lejos del protagonismo egocéntrico, parece que todos o casi todos están decididos a trabajar por la defensa de los intereses de España y de los españoles por encima de la estrechez de miras de sus propios intereses personales o de partido. Sopla también un aire fresco en algunas declaraciones de armonía y trabajo compartido que nunca antes de habían escuchado.

Ha tenido que llegar el agua al cuello y ahogar a miles de personas sin trabajo para que, casi por primera vez desde que se inició la democracia, las dos principales fuerzas políticas parezcan decididas a unir sus fuerzas en asuntos puntuales.

Pero la ausencia de esta cultura y algunas declaraciones de políticos "listillos" o ventajistas pueden entorpecer el camino.

Conocemos a Cospedal y ella es una de las personas que puede poner algunos obstáculos porque, sencillamente, se le ve mucho el plumero, en directo y en diferido.

Ahora que el gobierno de Rajoy y la cúpula del Partido Popular (en la que Cospedal lleva el timón, apuntada más que nunca por el dedo de Bárcenas) se encuentran contra las cuerdas por el caso de corrupción más grave y sonado de nuestra democracia, Cospedal hace una de sus declaraciones en simulado para intentar dejar caer, con gran habilidad, que los pactos deben ir "a favor de España y no contra el gobierno".

Ni la oposición ni los medios de comunicación deben bajar la guardia un instante: una cosa son los pactos para defender a España y otra apoyar al gobierno tapando casos de corrupción como la alargada sombra de Gürtel, los papeles y los sobresueldos de Bárcenas.

Defender a España no significa dar un cheque en blanco a un gobierno y un partido que, además, prometió sacarnos de la crisis nada más llegar al poder y ha hecho todo lo contrario, incumpliendo su programa electoral y aprovechando la crisis para dar un durísimo golpe de timón a las conquistas sociales pagadas con el trabajo y los impuestos de todos los ciudadanos en los últimos treinta años, para favorecer además a sus "donantes" con los recortes, la venta de nuestra patrimonio y leyes retrógradas, señor Gallardón.

Otro escollo que deben saltar estas incipientes negociaciones tiene que ver con otros "egos" como el de Aznar que cada vez recuerda más a la última entrega de Batman: "El caballero oscuro. La leyenda renace".

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