Castilla-La Mancha merece otra dirección de nuestra Radio y Televisión Pública

Ignacio Villa, director de la Televisión Regional, empieza a ser cuestionado en sectores del gobierno regional y el Partido Popular.

Su forma autoritaria de manejarse entre los profesionales, los comentarios de un sector cada vez más amplio de trabajadores que trascienden los muros de la televisión, sus mínimas audiencias, su manipulación tan evidente que apenas puede ya surtir el efecto que se persigue y, sobre todo, un estilo poco meditado, exaltado que llena de insultos e improperios sus comparecencias en las Cortes Regionales, el hecho de que el medio se haya convertido en noticia, y nunca buena, es más un motivo de deterioro que de beneficio para la imagen de la presidenta Cospedal y de su gobierno.

Es cierto que el principal bagaje de Villa ante Cospedal es la descalificación permanente de los políticos y los territorios donde gobierna el PSOE. Pero causan ya hilaridad sus reportajes sobre las "diez plagas" de Toledo y su alcalde Emiliano García-Page.

El último episodio, vergonzoso para un medio público, ha sido la amonestación de la Mesa del Senado, una queja formal por el intento de grabar imágenes sin permiso del despacho del también senador García-Page. No dudamos que la idea no partió del equipo de profesionales acreditados en la Cámara Alta que fueron conducidos al despacho de Page tras grabar una entrevista a la senadora Carmen Riolobos. Casi podemos imaginar la secuencia de cómo fueron empujados al despacho del senador y con qué intenciones. Pero la torpeza de quien ideó la treta fue descubierta.

Villa utilizó un informativo de la televisión regional para lanzar improperios contra los que aseguraban que la Mesa del Senado había decidido amonestarle.

Luego llegó la prueba, la carta, dirigida a Ignacio Villa Calleja, firmada por el presidente Pío García Escudero. En ella se destacaba que por unanimidad de una Mesa del Senado, con mayoría del Partido Popular, se acordaba "manifestarle su queja formal así como solicitarle que, en el futuro, no se produzcan actuaciones como la indicada".

El asunto es ya lo suficientemente grave como para tomar medidas porque la credibilidad de la radio y la televisión de Castilla-La Mancha no debe estar en manos de una persona que está demostrando tan poco temple, tan escasa profesionalidad y nada, absolutamente nada de la imparcialidad que debe exigirse a un medio público.

www.dclm.es