¿Para qué deben servir los gobiernos? ¿Para qué deben servir los políticos? ¿Para apoyar a los seres humanos o a la hidra del sistema financiero?

Hay que sentarse para sentar unas bases solidas. La primera es el compromiso de los políticos, el compromiso real de volcar su trabajo en y para los ciudadanos o, dicho de otra manera, en y para los seres humanos que nacen, viven, mueren e intentan criar a sus hijos. La especie humana existe aunque muchas veces no lo parezca. Y los ciudadanos deben sentir ese apoyo, exigir ese apoyo a los políticos frente al monstruo de mil cabezas: millones de ciudadanos frente al actual sistema financiero que especula con millones de euros. Dicho de otra manera: los políticos no pueden recortar derechos básicos de los ciudadanos para entregar dinero barato a los bancos y reflotar su fracaso. Y mucho menos para que los bancos se dediquen a especular otra vez con ese dinero de los ciudadanos y no para generar riqueza prestándolo barato a su vez para que las pequeñas y las grandes empresas puedan volver a mover el molino del empleo, la producción y el consumo.

Dicho de otra manera: la banca debe someterse a la supervisión de gobiernos y políticos que apoyen a los ciudadanos y no a la hidra insaciable que recibe miles de millones y no genera empleo, producción y consumo. Es el futuro frente al suicidio.

Se acercan las elecciones. Los gobiernos actuales del Estado y de Castilla-La Mancha ya han demostrado a quien apoyan. No apoyan a los ciudadanos, indudablemente. La espada de la opinión pública pende sobre la creciente corrupción de su partido y la insensibilidad con los problemas reales y cotidianos de las personas.

Ahora, los partidos políticos deben optar por apoyar al casino o a esas personas que nacen, malviven, mueren y, muchas veces con pocas esperanzas, intentan criar a sus hijos.

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