El argumentario, el latiguillo y el mantra

"Hemos sentado las bases para la recuperación económica y la creación de empleo".

En la atmósfera política se denomina "argumentario". Se trata de escoger, con la puntería de un artista, las frases más adecuadas que los líderes de un partido deben repetir hasta la saciedad en ruedas de prensa o comparecencias públicas, al margen de lo que pregunten los periodistas, al margen de la realidad y hasta del sentido común. Si cuela, cuela, por repetición o por aburrimiento.

Antes se decía "latiguillo". Y era algo que se remachaba hasta la saciedad en base a repeticiones meméticas que iban creciendo exponencialmente en la mente social hasta convertirse en una realidad, muchas veces distinta a la inicial.

Ahora se denomina "mantra", una expresión importada del budismo tibetano que postula la repetición de una palabra para ahuyentar de la mente a pensamientos voraces e improductivos que, se supone, terminan por desaparecer hasta dejar la olla bullente en paz.

La verdad es que la frase de marras puede ser el único reducto que le queda al PP de Rajoy y Cospedal. Como la economía no se recupera y como no se crea empleo, la idea de los geniales artífices de este argumentario es decir que "hemos sentado las bases para la recuperación económica y la creación de empleo".

Como latiguillo funciona únicamente para los líderes del PP porque nadie en la calle multiplica la frase como creencia propia. Y como mantra mucho menos porque la frase de marras contribuye a alterar aún más la mente de quien lo repite, harto ya de enunciados huecos, falsos e improductivos.

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