La "mierda" del Tajo y la falta de unidad en CLM en torno al río más esquilmado

Este sábado marca un punto de inflexión en nuestra comunidad. Desde el año 2009, en que Talavera de la Reina acogió la gran manifestación en defensa de un río Tajo con caudal, donde pudieron verse numerosas pancartas en contra del trasvase, el Partido Popular no había secundado de manera tan clara una protesta pública a favor del río más esquilmado de España. Cierto es que entonces no estuvo María Dolores Cospedal en la histórica marcha en la ciudad de la cerámica (alegó una operación pendiente desde hacía meses para ese sábado) y hoy tampoco estará, pero hubo numerosos dirigentes populares, como Vicente Tirado, según nos recuerda la memoria instantánea de las hemerotecas.

Han tenido que discurrir seis años para que otra vez podamos ver a algunos responsables locales y autonómicos de la formación conservadora en una movilización social que se lleva a cabo en una veintena de localidades de España y Portugal, unidas por una misma necesidad: detener la agonía de un Tajo seco en la cabecera y con unas aguas de muy mala calidad en casi todo su curso hasta que se adentra en tierras lusas próximas a la veloz desembocadura en Lisboa.

"El PP de Castilla-La Mancha vamos a estar defendiendo el Tajo siempre", ha dicho en las horas previas la portavoz regional Carmen Riolobos para agregar después que García-Page "manda mierda a través del Tajo a Talavera".

Al margen de la poco afortunada elección de los términos para una representante pública, a la que debería exigirse siempre corrección y respeto en su discurso y no voces malsonantes, todos los manifestantes de hoy en nuestra región y también en Extremadura y en Portugal saben de sobra que el río no está muriéndose por la "mierda" enviada desde la capital regional, como Riolobos dijo hasta en dos veces seguidas en un tono que oído en la radio resulta especialmente intimidatorio, sino por los trasvases mensuales que el Gobierno central autoriza (con la anuencia del PP de Castilla-La Mancha que, reiteradamente, se escuda en que está cumpliendo la legalidad), incluso en un año hidrológico tan poco lluvioso como éste.

Entrepeñas y Buendía no están por debajo del 14 por ciento de su capacidad por la "mierda que manda Page", como la portavoz recalca (imaginamos que en nombre de todo el partido, como dijo Agustín Conde), sino por una política hidráulica basada en asegurar el sostenimiento de Levante y Murcia solo mediante dos pantanos claramente deficitarios, mientras se paralizan proyectos de desaladoras, olvidadas y malditas para algunos que ahora, paradójicamente, vuelven a invocarlas para pedir que se abaraten los precios.

Y ello hace que, por ejemplo, en Talavera de la Reina, localidad donde hay que felicitarse porque algunos dirigentes del PP hayan salido a la calle a defender el río, los piragüistas caminen sobre las aguas, pero no porque estén provistos de poderes bíblicos ni tampoco por los detritos enviados por Toledo, sino porque el volumen del agua resulta tan insuficiente como insultante para sus ciudadanos.

Bienvenida sea, en todo caso, la adhesión a esta jornada reivindicativa de todos los partidos y colectivos sociales o empresariales, aunque sean "a título personal", como subrayó Ángel Nicolás, presidente de la patronal castellanomanchega que a diferencia de sus homólogos murcianos o levantinos no ha hecho un llamamiento institucional en defensa del agua para nuestra tierra.

Estos respaldos, aunque con matices singulares, ponen de manifiesto que algo está cambiado en nuestra región. Frente a estos últimos años donde la noticia de los trasvases no era noticia ni siquiera para la radiotelevisión regional, que hasta hace apenas dos meses no dedicaba ni un solo segundo a informar de las derivaciones, la escasez de agua está despertando a una sociedad que desmiente con su lucha tenaz a quienes tuvieron encomendado el mandato de gobernar los últimos cuatro años y aseguraron sin reparo que la "guerra" había terminado gracias al Memorándum que, por cierto, ahora tampoco se cumple.