Monos y pajaritas. Podemos, de fábula

Somos muchos los que creemos que si Podemos no hubiera venido habría que haber salido a buscarlo. Las cúpulas del PP iban de los periódicos a Suiza, y del cuartelillo de la Guardia Civil a Soto del Real. Los primarios dirigentes del PSOE iban a por uvas y la militancia marchaba a Sierra Morena: a coser y cantar, como en el cuento. En ello, llegó Podemos.

Los más escépticos de la política identificaron a Podemos como un tubo de escape por el que dar salida a los malos humos de la ciudadanía, más que un carburador de grandes esperanzas. Funcionó el tubo de escape y a tenor de los votos, cinco millones, la ITV de los grandes partidos era más que necesaria. Incluso hay dudas de si algún viejo vehículo está en la ITV o directamente en el desguace.

Hoy, dos años después de que los desesperados ciudadanos que huyeron, al menos transitoriamente, del PP y del PSOE a Podemos y Ciudadanos, (sobre todo los del primer refugio), empiezan a ver con cierta desesperanza el trastoque psíquico producido entre sus dirigentes, que han pasado súbitamente de la "toma de la Bastilla", o el asentamiento en la Puerta del Sol, a la senda del espectáculo y la egolatría como principal propuesta de acción.

El permanente recurso al tacticismo y un ego andrógeno superlativo está generando una desafección a pasos agigantados de muchos de sus electores. Es como si los ácaros de la oficialidad y la moqueta o los focos de la televisión hayan trastocado a algunos de ellos. Esto lo percibe hasta el bebé de Carolina Bescansa que, guardada su foto para la historia, recomendó a su mamá dar un paso atrás entre tanta jungla.

Podemos detenernos en dos próximos y cercanos ejemplos: Pablo Iglesias, en Madrid, y Jose García Molina, el diputado narciso, -así le llaman los socialistas- en Toledo.

Que el líder nacional de Podemos, que tuvo oportunidad –y no lo hizo- de devolver a los corrales a Rajoy (el "indecente Rajoy", Sanchez dixit") en su primera salida a la plaza tras las primeras elecciones generales, se ponga ahora de nuevo "pajarita" para hacer el paseíllo en las Cortes en su anunciada moción de censura, suena a chirigota gaditana.

Se trata, como alguien la ha calificado, más que de una moción de censura, de una "loción de frescura". Y encima, la quita o la pone -ha afirmado a gusto del PSOE- . Tanta generosidad emociona. "No me mandes jamones -le ha contestado Sánchez- que tengo la despensa llena".

Tras la gala de entrega de los premios de Goya en que vimos por primera vez a Pablo Iglesias tocado con pajarita, el 13 de junio, martes, lo veremos de nuevo luciendo esmoquin bajando por la escalinata del hemiciclo como Gary Cooper en "Sólo ante el peligro".

Otro compañero de reparto de "Sólo ante el espejo" es el diputado "de Podemos Castilla-La Mancha, José García Molina. Pese haber ganado en su elección digital, con 1.700 votos, (cifra que tal vez le evoque la batalla de Almansa o la coronación de Juan V de Portugal "El magnánimo", ese mismo año) dicen sus cercanos que está más cabreado que una mona.

¿Por qué? Pues, por lo escuchado, todo arranca desde el día de la "espantá" de los Presupuestos, en el que los dos diputados de Podemos, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, sino sólo a su legítimo ADN, y cuando todo estaba supuestamente pactado para votar Sí a los Presupuestos Generales que llevaba varios meses negociando con el PSOE, … ambos parlamentarios se dieron el piro, haciendo un roto, un calvo o un Pedro Sanchez, unos dicen que al Presidente García-Page y otros que a la región en su conjunto.

El PSOE ha entrado cuál elefante en cacharrería, no para denunciar las manchas de orín de quien con infantes duerme, negocia o se casa, sino para subrayar las grandes plagas que produce en la región el desplante torero de Podemos y un año sin nuevos presupuestos.

Tal campaña ha calado en los huesos de Molina que la observa como innoble, injusta y desmesurada. Mientras, el PP se ríe y ….. a lo suyo, con perdón.

Molina, el incomprendido, está enojado y sostiene que sólo quería darse un pico con el PSOE, pero no casarse; un morreo en las afueras del pueblo. Pero claro, si te haces fotos de boda con Consejeros, Vicepresidente y hasta el propio Presidente, la gente piensa que vas de boda y no de farol. ¿Es verdad, postverdad? Es lo que hay.

Si alguien anda como un mono, viste como un mono, se masturba como un mono y como cacahuetes como un mono, aunque se reivindique como diputado o como el Obispo de Mondoñedo, mono se queda.

elObservadorDCLM