Perros ladradores, moderados y los que ganan la guerra sin participar en ella

Nos va la bronca y muchos gustan de ella en las redes sociales pero, a la hora de votar un gobierno que dirija España, suele triunfar la moderación. Pablo Iglesias e Irene Montero forman una pareja en la que se reparten los papeles para educar a sus hijos. Saben que los partidos políticos inventaron hace años la figura del número dos que se comporta como el perro ladrador y el más templado, presidente o candidato a la presidencia.

Podemos estaba cargado de razones para censurar al gobierno y al Partido Popular de Mariano Rajoy. El trabajo duro estuvo a cargo de Irene Montero y lo hizo bien, contundente, hiriente, llena de verdades irrefutables. La portavoz de Podemos utilizó los argumentos que en los últimos años el PP le ha servido en bandeja a la oposición: una aberrante corrupción que en otros países e incluso en el nuestro debería ya haber hecho caer al gobierno. Han robado y han mentido. Eso debería ser suficiente.

Llegó Rajoy, el orador, el encantador de ojos dispares que sabe dirigir la atención hacia otra parte y lanzar sus particulares romances, antiguos pero efectivos para dar argumentos a gran parte de la población. Si algo ha demostrado el PP de los últimos años, con Rajoy y Cospedal, es su capacidad para escabullirse y trabajar en la sombra para evitar que los ciudadanos confíen en otro partido político y en otro líder. Rajoy era el menos malo aunque fuera el peor.

El candidato a presidente en esta moción de censura, Pablo Iglesias, va doblegando su vestuario y su tono en el Congreso de los Diputados. Iglesias volvió a tender la mano al PSOE pero, desde su bancada, los socialistas recordaban el pasado reciente y pasaban del recelo a la pereza, conscientes de que algún día es posible que la izquierda se entienda sin puñaladas de última hora.

Los partidos políticos inventaron la figura del perro ladrador pero esa dualidad, bueno-malo, se puede trasladar en ocasiones a dos partidos embroncados y tal vez, como estaba previsto, la moción de censura inclinará la balanza hacia un líder que no estaba en el hemiciclo. Según El arte de la guerra hay que ganar las batallas sin que se produzcan y en ocasiones parece que se ganan batallas sin participar en ellas.

Después de muchos años de desencuentro con la fortuna y con sus votantes, parece que al PSOE le favorecen los oráculos, ofrece paradójicamente la imagen de la moderación y la unidad. Todo les puede ir bien siempre que no escenifiquen una nueva bronca en el seno de su partido.

elObservadorDCLM