Cospedal, en 2011: Las papeletas del PP, "como si fueran un contrato de trabajo"

Si la memoria es frágil, las hemerotecas están para remediarlo. Especialmente en jornadas terribles para la sociedad castellanomanchega donde los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) han demostrado que hay más parados que nunca y que la economía no puede sufrir una crisis más grave. Con 311.100 desempleados no hay paliativos que sirvan y lo primero que cabe hacer es reconocer la importancia extrema de un problema que no se resolverá sólo con una ofensiva de propaganda diaria en los medios de comunicación autonómicos para culpar a Emiliano García-Page hasta del desigual gorjeo de las aves migratorias cuando cruzan los cielos de la capital regional.

Durante toda la campaña electoral de 2011, en que el PP ganó por unos 50.000 votos las elecciones al PSOE en Castilla-La Mancha, la entonces candidata del PP y hoy presidenta regional, María Dolores de Cospedal, presentó las papeletas de su partido "como si fueran un contrato de trabajo".

El momento culminante fue en el cierre de esa campaña eterna, en Ciudad Real, en el Pabellón Príncipe Felipe, donde estuvo acompañada por el presidente nacional de su partido, Mariano Rajoy, y la alcaldesa de Ciudad Real, Rosa Romero, que intervinieron ante casi dos mil personas.

Puede que muchos no lo recuerden (o hayan preferido olvidarlo porque, como bien decía Juan Benet, la memoria no siempre guarda lo que pasó por uno de esos procesos selectivos, nada aleatorios, que nos hacen postergar lo más doloroso). Pero Cospedal mostró ante el público las papeletas del PP a las municipales y a las regionales y subrayó que es como si enseñara un contrato de trabajo y que la manera "más eficaz de cambiar un Gobierno que dice que no puede hacer nada", que está "resignado", es depositarlas en las urnas.

"Tenemos un gran reto por delante, momento difíciles que superar, pero con la fuerza de la sociedad de Castilla-La Mancha y con un gobierno ejemplar solvente y capaz que voy a presidir vamos a sacar a Castilla-La Mancha de la crisis", manifestó. Menos de dos años después la realidad contradice de plano a la secretaria general del PP recién llegada de China.

Por su parte, Mariano Rajoy, a quien también persigue el fantasma de la memoria sepultada en las subidas de impuestos venideras y recientes (corolario de la negación de un programa electoral incumplido bajo el mantra de "no me gusta, pero debo"), aseguró entonces que hacía falta un cambio en una comunidad, que no podía seguir "secuestrada por la incompetencia" ni continuar como "un régimen" del PSOE, pues se trata de "una democracia que pide el cambio y la alternancia" de la mano de María Dolores de Cospedal.

Lo más alentador, en todo caso, que arrojan las crónicas de aquel 20 de mayo primaveral, previo a la jornada de reflexión donde Cospedal encargaría a una productora que distribuyera las imágenes de su aperitivo junto a su cónyuge y algún correligionario muy allegado, degustado en ese Toledo hoy castigado por "las diez plagas de Page", según la ingeniosa rotulación de Nacho Villa y sus colaboradores; lo más positivo quizá sean las palabras finales de Rajoy, casi dos años atrás, que hoy seguro que muchos harían suyas, sin dudarlo:

"En Alemania, en Italia, en Francia o en España, cuando alguien lo hace mal, se le quita".