Donaciones para seguir viviendo // Paloma Moratilla

En estos días, se está debatiendo la procedencia o no de esas donaciones realizadas por Amancio Ortega, para la compra de material oncológico. Seguramente cada uno de nosotros tiene una visión sobre ellos, con opiniones que pueden verse más o menos afectadas, dependiendo de la familiaridad con la enfermedad del cáncer de manera subjetiva y como valor intrínseco a nuestra propia persona. 

Siempre se han solicitado donativos para la lucha contra el cáncer. El problema con el que nos enfrentamos, es que esta donación es muy grande: 320 millones de euros repartidos por toda la geografía nacional y con cantidades que varían desde los casi 3 millones de Ceuta y Melilla a los 47 millones correspondientes a Cataluña, donde no solo no se ha rechazado, sino que no se ha mostrado ningún tipo de disconformidad en los medios de comunicación, como sí ha ocurrido con Galicia, País Vasco, Canarias o Aragón.

Las asociaciones de usuarios de estas comunidades autónomas afirman que "la financiación de la sanidad pública tiene que ser responsabilidad de las administraciones", hecho que no deja de ser cierto, pero que a su vez no puede impedir que esta donación se realice y que agradecerán quienes acuden cada día a su cita con  radioterapia, quimioterapia, o quienes no dejan pasar la ocasión para realizar una mamografía por ser paciente "de alto riesgo". 

Atrás quedó aquel tiempo, en el que en esta tierra había una "Unidad de Patología Mamaria", que desapareció como tantas cosas bajo el mandato de María Dolores de Cospedal. Se dejaron de hacer las revisiones anuales, incluso a las pacientes de "Alto Riesgo", limitando el mantenimiento del expediente clínico a la realización de mamografías tumultuosas. En aquel momento, instrumentos había, lo que no existía era personal suficiente como para atender estos instrumentos con la intensidad y frecuencia necesaria. 

Uno se pregunta si dentro de la lucha contra el cáncer, la compra de este material es lo más necesario.

Sabemos que la Asociación Española contra el Cáncer y la Asociación contra el Cáncer de Mama se muestran favorables. Tenemos constancia de que la Sociedad Española de Oncología y Radioterapia, publicó un informe en 2016 que decía que el 30% de los enfermos de cáncer no recibía un tratamiento adecuado por falta de material, pero ¿sabemos qué porcentaje de enfermos de cáncer, diagnosticados o potenciales están siendo atendidos con la periodicidad necesaria por su especialista? ¿Sabe alguien si dentro de la lucha contra el cáncer, ahora mismo es prioritaria esta compra, o tal vez la contratación de más investigadores, o más médicos oncólogos? Ya sabemos que las donaciones han de ser finalistas pero ¿de qué nos sirve el instrumental, si no tenemos expertos que los utilicen?, ¿es igual la necesidad en todas las Comunidades Autónomas?

Tal vez en Madrid se necesiten más horas y personal para atender a los ciudadanos y en Castilla La Mancha más instrumental para evitar desplazamientos y grandes distancias. No todas las comunidades tienen las mismas peculiaridades, por eso llama la atención, que la donación sea igual en contenido, aunque proporcional en cantidad, suponemos que al número de habitantes

Esas voces disonantes de quien no ve con claridad la donación, seguramente servirán, para tomar medidas en el futuro y que las donaciones se realicen sobre las carencias más necesarias de cada uno de los territorios autonómicos. Ojalá existan estudios exhaustivos e imparciales sobre donde está la necesidad prioritaria en la sanidad pública, porque eso facilitaría mucho también a la Administración Pública, el saber donde se han de realizar las inversiones.

Mientras tanto bienvenidos sean los casi 15 millones de euros que llegarán hasta Castilla La Mancha, para la adquisición de aceleradores lineales y equipamiento de mamografías, desde luego mucho mejor el dinero en inversiones sanitarias públicas, que escondido en paraísos fiscales. 

P. Moratilla