Los viejos rockeros del nuevo PSOE / Rafael S. Ortiz

La memoria es el recurso que tiene el ser humano para ser leal consigo mismo. Tener memoria es tanto como tener corazón. La memoria te somete y te apuntala hasta el punto de hacerte esclavo o libre. Y en tiempos de desmemoria, bueno será que puntualicemos sobre la reciente historia del socialismo de la región y el sainete que están montando algunos a cuenta de la desmemoria que padecen. Son los mismos de siempre que mudan la piel y ahora se presentan como los renovadores, los nuevos socialistas, los defensores de un nuevo orden. Los que se arrogan la representatividad y el apoyo de la militancia, los que dicen ser el futuro del socialismo en Castilla-La Mancha, las nuevas caras que representan el nuevo PSOE, son en realidad viejos rockeros del socialismo de la región, muchos de ellos, la mayoría, rebotados por diversas causas con la otra facción del partido. Algunos, es verdad, son fervientes defensores de Pedro Sánchez pero también es cierto que, desde que se ganó el título de secretario general, todos los socialistas son de Sánchez, todos apoyan sin fisuras al que puede convertirse en presidente del Estado Federal Español.

Es cierto también que muchos de la otra parte, quienes apoyan a Page, llevan años en política pero ofrecen lo que son y lo que han conseguido durante esos años, entre otras cosas importantes, ganar las elecciones a Cospedal, un sueño difícil convertido en realidad para beneficio de todos, para limpiar los escombros que dejó la actual ministra de Defensa en cuanto a nuestras conquistas sociales de más de treinta años y levantar un nueva planta más moderna y mucho más digna. La pregunta es: ¿los viejos rockeros de Blanco ganarían las elecciones a Cospedal?

Y es que metidos como están en citas congresuales donde se elegirá a los nuevos jefes socialistas, a nivel regional, provincial y local, algunos quieren pasar a la posteridad como de nuevo cuño y no tienen empacho de presentarse en sociedad con un arreglo de chapa y pintura que les presume nuevos. Sin embargo sus nombres, sus apellidos, su historia nos dice que Matusalén es un imberbe al lado de estos. Su devenir es la lucha por renacer de las cenizas aunque para ello disimulen el currículum, la acumulación de poltronas que atesoran y la larga vida de coche oficial que padecen. Son la prehistoria del socialismo con cara de Nuevo Psoe.

No tengo nada contra Blanco al que, dicho sea de paso, no conocía de nada hasta hace un mes. Lo mismo le sucede al 99,9 por ciento de los castellano-manchegos. He sabido que es alcalde de Azuqueca de Henares y dicen que no precisamente por méritos propios, tanto que las encuestas y la voz de la calle dudan mucho que podría volver a ganar las elecciones en su pueblo. Veamos por provincias algunos ejemplos de apóstoles activos del nuevo socialismo y saquemos conclusiones: Albacete: Manuel González Ramos,  Juan Gil. Cuenca: Angel Valiente. Toledo: Agustín Jiménez. Guadalajara: Magdalena Valerio, María Antonia Pérez. Ciudad Real: Cirilo Ajenjo, Angel Rubén.

Si tienen la curiosidad de acudir a la historia que han escrito estos nuevos socialistas, váyanse cargados de memoria porque con 128 gigas no tendrán bastante. Eso sí, su rehabilitación parte del nuevo concepto de socialismo: “quítate tú que ahora me toca a mí”.

Es el nuevo socialismo que no repara en gastos y traslada a la ciudadanía que los líderes que les guían, los que han recuperado el poder a la derecha, tienen que dejar paso a otros liderazgos apoyados en no se sabe qué nuevas ideas y maneras de gestionar. Quieren y pretenden descabezar el proyecto minando la base y haciendo suya la máxima “o yo o el caos”. Incluso les importa un bledo que su líder máximo sea el presidente del gobierno de la región porque su fin es asaltar la Bastilla. De tal manera se lo están poniendo bien al Partido Popular que le están trasladando a la población este mensaje: “No nos sirve nuestro secretario general y queremos otro”. Por tanto, el deterioro es evidente y el daño irreparable porque si no sirve para cargo orgánico tampoco para cargo institucional.

Y así les va, enzarzados en una guerra civil dentro del PSOE donde lo importante no son ni los militantes, ni las nuevas políticas, ni el adversario sino la entraña, el odio entre familias socialistas y la purga para que no quede historia. Algunos llaman a esto el “sanchismo”.

A modo de resumen, para no despistar al lector y para ser fiel a la memoria, algunos de los citados no han hecho otra cosa en su vida que vivir de la política. Si ahora se venden como nuevos socialistas, el problema no está en ellos sino en quien así los ve.

Rafael S. Ortiz