Las reflexiones filosóficas de Carmen Riolobos

Ese momento convulso al que hemos llegado lentamente, pero del que somos conscientes de repente. Cuando los ciudadanos nos seguimos preguntando por qué no se toman medidas que eviten llegar a males mayores y mientras la única decisión directamente aplicada a la situación secesionista de Cataluña ha sido enviar a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que es no mismo que mandar a “mi primo de zumosol”; el Gobierno ni el Senado han movido un solo dedo para tratar de solucionar este descalabro político y social.

Cuando se es consciente de que existe una cámara de representación territorial, creada como herramienta para solucionar los problemas de los territorios que configuran el Estado español, infravalorada, infrautilizada, donde recalan muchos políticos próximos a jubilarse o a retirarse la vida pública. De ese lugar del que suelen salir pocas declaraciones, manifestaciones ni titulares, aunque los acontecimientos vividos en las últimas fechas deberían hacerlo protagonista de decisiones y debates, se oye una pequeña voz de una senadora de la tierra, Carmen Riolobos, que ha tenido a bien utilizar su libertad de expresión para redactar un artículo en el que habla de la situación catalana, pero no para analizarla, sino para pedir al presidente de Castilla La Mancha el cese del Vicepresidente segundo del Gobierno regional José García Molina, por una serie de argumentos que los ciudadanos de esta región aún no hemos escuchado.

El argumentario monográficamente cíclico del PP en Castilla La Mancha impone ahora el “cese fulminante del vicepresidente” y para ello no reparan en contextos institucionales ni constitucionales. La senadora hace unas afirmaciones como “Page traiciona la unidad de España manteniendo a su vicepresidente” y eso, es banalizar el grave problema que tiene este país en estos momentos.

Decir que Rajoy trabaja en defensa de la soberanía nacional, el Estado de derecho, la unidad de España, la Constitución de 1978 y el cumplimiento de la ley, es mirar a Rajoy con un cartón delante de los ojos.

La defensa de la soberanía nacional: esa que reside en el pueblo español según la Constitución de 1978, implica un mínimo de diálogo con los interlocutores legítimamente elegidos por el pueblo español. No se puede defender la soberanía popular, cuando desde la presidencia del Gobierno de la nación no se escuchan todas las voces de los ciudadanos, incluidas las minoritarias.

La defensa del Estado de derecho:  Se demuestra en los valores que propugna como fundamentales y superiores del ordenamiento jurídico y que son: la libertad, la justicia, la igualdad y el PLURALISMO POLITICO. Donde todas las voces tienen cabida. La libertad de expresar las ideas, la justicia para ser aplicada en caso necesario, la igualdad independientemente de territorios autónomos y el pluralismo político, para todos los partidos con representación parlamentaria, aunque algunos de ellos “no nos gusten demasiado”, pero con Voltaire una vez más habría que decir: No pienso como usted, pero me dejaría la vida para que usted pueda decir lo que piensa.

La defensa Unidad de España: Algo por lo que luchan todos los partidos constitucionalistas, porque nuestra Carta Magna se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Todos aquellos que juran la Constitución, jura este apartado, y también los “mossos d´escuadra” , esos mismos que han consentido que otros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado dieran la cara ante una orden que pudo ser evitada. Total, simplemente era votar. No había por qué ofrecer violencia ni impedimento, como no hay por qué aplicar la violencia a quien hace algo inútil. Pero esa orden salió de su presidente Rajoy.

La defensa de la Constitución de 1978. Pero es que para defenderla antes hay que conocerla, y esa misma herramienta, ese texto constitucional compuesto por 169 artículos, 4 disposiciones adicionales, 9 transitorias, una derogatoria y una final, incluye obviamente el artículo 155. Un artículo con el que se dota al Gobierno del Estado y a la institución de la que usted forma parte, el Senado, del mecanismo necesario para evitar que ocurra lo que está ocurriendo en estos momentos en Cataluña. ¿Por qué no lo aplican ustedes? La no aplicación del 155 desprende dos conclusiones, o el desconocimiento del mismo, cosa que dudo al ser ya un clamor las voces que lo reclaman, o la no creencia en el texto constitucional.

La defensa del cumplimiento de la ley, ha sido la decisión más fácil que ha tenido que tomar Rajoy, como decía al principio, enviando a los “primos de zumosol”, poniendo en riesgo su integridad personal y física. Recibiendo una lluvia de críticas por el cumplimiento de una orden mal dada y cobrando bastante menos que lo que cobran aquellos que se mantuvieron con las manos en los bolsillos. Esta responsabilidad es también de su gobierno del PP.

Aun así se atreve a decir que “Page traiciona la unidad de España manteniendo a su vicepresidente” ¿ridículo no?, tan ridículo como la votación del pasado domingo, y tan ridículo como la imitación a la retórica de su jefe, que parece usted imitar cuando dice que “Page su vicepresidente es su vicepresidente, y lo será mientras usted quiera. Además es secretario general de Podemos en Castilla La Mancha, pero a su vez es y sigue siendo vicepresidente”, sin lugar a dudas, toda una reflexión filosófica la de la senadora Riolobos.

Dclm.es