La incontinencia verbal en política

Atrás quedaron los tiempos de esos insultos inteligentes de los políticos que hicieron historia, como cuando Churchill dijo, hablando del primer ministro inglés, aquello de “Fue un gran hombre en una época de acontecimientos insignificantes”. Mas mordaz fue John Montagu cuando dijo a John Wilkes “Señor desconozco si usted morirá en la horca o de sífilis” a lo que este último respondió “Eso depende señor, si acepto sus principios o el abrazo de sus amantes”.

Hoy se escuchan insultos que van subiendo cada vez más arriba el listón de la osadía y la falta de respeto. Esta misma semana, un investigador de la Universidad de Barcelona, Jordi Borrell se permitía el lujo de escribir en su cuenta de Twitter: “Carles: no te pongas a su nivel. Iceta es un impostor. Un ignorante y un demagogo que vive del partido desde hace 30 años. Tiene los esfínteres dilatados y baila al son de Ciudadanos y del PP. Es un ser repugnante”. Este  fue el comentario que le cambió la vida pero no el único, ya que días atrás había escrito cosas como que “el fascismo está incrustado del ADN español”, “Los españoles son analfabetos e ignorantes”, “Colau es una vaca burra”, y un largo etcétera. Lo cierto es que este tipo de insultos no desprestigia a su destinatario, sino a quien los profiere. De ahí, que quien se considera una eminencia, y fue nombrado director del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología de la Universidad de Barcelona, haya tenido que dimitir de este cargo, por “incontinencia verbal”.

Ha sido un buen ejemplo del que deberían tomar buena nota los políticos del Partido Popular de Castilla-La Mancha, sobre todo el Delegado del Gobierno de Mariano Rajoy en la región, como es el caso de José Julián Gregorio, poseedor de la lista más larga de insultos, salidas de tono, y opiniones insustanciales de todos los políticos castellano-manchegos en la historia de esta tierra.

El Delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, bien podría ser definido como lo hizo Paul Keating (Primer Ministro de Australia 1991-1996) con su rival político, cuando dijo: “Es como un escalofrío que busca un cuerpo”, aunque en este caso, es evidente el cuerpo que busca, ya que todos sus insultos son proferidos contra el Presidente de Castilla-La Mancha. Por poner algunos ejemplos, lo llamó “enemigo público” si no ponía 20 millones de euros más para Elcogás. Lo tildó de “Irresponsable en manos de otros irresponsables” por la ampliación de las zonas ZEPA. Llegó a considerarle “Frívolo, irresponsable y perdedor” por la paralización del Cementerio Nuclear de Villar de Cañas. Incluso lo definió como “Capo de la mafia” por anular el Plan de Ordenación Municipal de este término municipal que había sido aprobado con dudosa legalidad. Declaró que era un “Caradura” por poner un recurso contra los trasvases de agua del Tajo al Segura, cuando los límites permitidos se habían vulnerado. Incluso lo definió como “Mentalmente inestable” por firmar un pacto con Podemos, pero lo mejor de todo es cuando Gregorio afirmó rotundamente que “Page debería callarse y estar agradecido del Gobierno de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, por lo que han hecho en los embalses de cabecera”.

Ojalá lo que ha ocurrido esta semana en Barcelona, fuera extrapolable al resto de las Comunidades Autónomas. Que a partir de ahora se exigiera un mínimo de decoro con el lenguaje utilizado y un mínimo de honestidad frente a las mentiras.

Así tal vez se podría evitar ese declive de la clase política actual. Los ciudadanos tendríamos que aplicarnos la frase del demócrata estadounidense Adlai Keating “Si dejaran de mentir sobre nosotros, dejaríamos de decir la verdad sobre ellos”.

Dclm.es