Esperando a Godot / Plumaroja

Esperando a Godot, en francés “En attendant Godot”, es una obra perteneciente al teatro del absurdo, escrita a finales de los años 40 del siglo pasado por Samuel Beckett, y publicada en 1952 por Éditions de Minuit.

La obra se divide en dos actos, y en ambos aparecen los vagabundos Vladimir y Estragón que esperan en vano, junto a un camino, a un tal Godot, con quien aseguran tener una cita. El público nunca llega a saber quién es Godot, o qué tipo de asunto han de tratar con él. En cada acto, aparecen el cruel Pozzo y su esclavo Lucky, seguidos de un muchacho que hace llegar el mensaje a Vladimir y Estragón de “que Godot no vendrá hoy, pero mañana seguro que sí”.

Esta trama, que intencionalmente no tiene ningún hecho relevante y es altamente repetitiva, simboliza el tedio y la carencia de significado de la vida humana, tema recurrente del existencialismo. Una interpretación extendida del misteriosamente ausente Godot es que representa a Dios, aunque Beckett siempre negó esto. Como nombre propio, Godot puede ser un derivado de diferentes verbos franceses. Beckett afirmó que derivaba de godillot, que en jerga francesa significa bota. El título podría entonces sugerir que los personajes están “esperando a la bota”.

En España, lo más parecido que tenemos a dios o a una bota es Rajoy. El, siempre hace las cosas como dios manda, y, como a Godot, le estamos esperando desde finales de 2011 y hete aquí que aparece la malvada Pozzo (Cospedal), acompañada del esclavo Lucky (Zoido), para meternos el miedo en el cuerpo y asegurarnos que el jefe “está trabajando en ello”. Para muestra nos remite a las fotografías de Mariano en su despacho y se despacha con un titular más que preocupante: “El PP tiene un proyecto de país y cree en una España moderna y democrática”. Vaya, cualquiera lo diría, pues parece que el proyecto del PP para España choca frontalmente con lo que nos han aplicado estos siete años.

No se vosotros, pero yo tengo la sensación de que Mariano no aparecerá. Que, como en la obra de Beckett, nos eternizaremos esperando su llegada con la solución a la crisis y en su lugar aparece repetidamente una bota para patearnos el culo y desalojarnos de los derechos que hemos disfrutado hasta su llegada al poder. Lástima que la bota no sea de vino, como la que aparece en la obra, y nos demos una alegría, rendidos a los brazos de Baco.

Cospedal, en su papel de Pozzo, no ha podido ser más clara, dice una cosa y la contraria: “corregiremos el déficit por encima de todo” (…) “pero, de que recortes hablan, si no había de donde recortar”. Y esto lo dice pocos días después de advertirnos, con el preparado de cuerpo presente, sobre las FakeNews. Solo un personaje teatral podía actuar con tanto descaro.

La realidad es que nunca hubo excepciones y nada fue intocable a la hora de recortar: ni las pensiones, ni la educación, ni la sanidad…, todo estaba sometido a los objetivos del sacrosanto déficit cero. “El gobierno va a gobernar y quienes no estén dispuestos a pasar por el aro se las verán con el señor decreto Ley”. Cospedal-Pozzo, yendo un poquito más lejos, advertía a los sindicatos que “si no atienden la generosa propuesta de la CEOE de recortar en salarios, el gobierno gobernará”. Los reyes magos trajeron a la patronal una reforma laboral a su gusto y a los sindicatos los argumentos para convocar la huelga general de marzo de 2012.

Desde que accediera a la presidencia, Mariano solo se deja ver en bodas, bautizos y comuniones, moviéndose con ritmo sabrosón y provocando caídas de bragas entre las damas peperas en cuanto suenan los acordes de “mi gran noche”. En estos siete años nos ha dejado momentos irrepetibles, al margen de sus profundas reflexiones sobre ‘alcaldes’ y el ‘suyo beneficio’, como ruedas de prensa a través de plasma o sin preguntas, las entrevistas de Alsina, sus caminatas arrítmicas y sin destino aparente, su paso atrás en la sesión de investidura para favorecer que PSOE y Podemos se enfangaran en la eterna lucha fratricida que se lo pusiera a huevo, su indisimulada preferencia por cualquier evento deportivo ante un acto institucional…, su ‘los catalanes hacen cosas’, y, después de vaciar la hucha de las pensiones e hipotecarnos de por vida con el crecimiento de la deuda pública, recomendarnos el ahorro y los fondos privados de pensiones. ¡Jodido Godot! En tu versión de bota te has cargado el estado de bienestar que nos costó décadas construir.

Habrá que conformarse con Pozzo (Cospedal) y seguir esperando a Godot, porque Mariano, en realidad, solo quiere descansar del saltito ridículo que patosamente hacen los ganadores de las elecciones atendiendo la petición de los entregados militantes. Aún le quedan dos años, pero entrenar el saltito es agotador.

Plumaroja