¿El fin del trasvase en el horizonte?

Para ubicarnos en el tiempo, es necesario recordar que unos días antes se habían celebrado las primeras elecciones democráticas que ganó Adolfo Suárez, y que aún faltaban dos meses para que se constituyera la cámara de representación territorial del parlamento, es decir el Senado, lugar en el que debió ser debatido el Trasvase Tajo-Segura. Durante esos días, los atentados de ETA se repetían con demasiada asiduidad en un país en el que se escuchaba Comuniqué de Dire Straits y Sombra y Luz de Triana. No existían aún las autonomías y tan solo País Vasco y Cataluña comenzaban a preparar su Estatuto.

Eran los tiempos de un país que despertaba a la libertad, tras 40 años de hibernación.  Donde el miedo aún andaba por los rincones haciendo imposible que nadie levantara la voz en contra de lo que se disponía desde el gobierno de Madrid. Ese mismo año en el que el conquense, José Luis Perales tuvo que modificar la letra de su canción "Me llamas" porque la censura se lo impuso, de la misma manera que nos impusieron el trasvase. Era el año de El Muro de Pink Floyd y de "La vida de Brian". 

Se activó una infraestructura ideada y puesta en marcha de manera unilateral, en una época en la que los derechos de los ciudadanos seguían muy limitados. Los maridos administraban los bienes gananciales del matrimonio, y tan solo  hacía 4 años que las mujeres podían trabajar y abrir cuentas en el banco sin la ayuda de maridos ni padres. Seguía prohibido el Carnaval en algunos lugares y en los Juzgados no se podían poner los nombres a los hijos libremente, sino que debían tener connotaciones cristianas. 

ASÍ NACIÓ EL TRASVASE TAJO-SEGURA

Así nació al Trasvase Tajo-Segura. La inercia lo ha mantenido funcionando durante 39 años bajo una legislación que deja demasiados puntos al arbitrio de quien lo administra. Incumplimientos o interpretaciones poco favorables a la cuenca cedente. El artículo 60.1 de la Ley de Aguas matiza que las concesiones de agua se realizarán "teniendo en cuenta las exigencias para la protección y conservación del recurso y su entorno". Algo que no se ha tenido en cuenta en todo este tiempo y de ello todos los ciudadanos somos testigos.

El Plan Hidrológico Nacional (Ley 10/2001), deja claro que el volumen mínimo, actualmente en 400 hectómetros cúbicos, podrá revisarse conforme a las variaciones efectivas, de acuerdo "con los principios de eficiencia y sostenibilidad", dejando claro que "las transferencias desde la cabecera nunca pueden suponer un límite o impedimento al desarrollo natural de la cuenca".

Lo que ocurre, es que quien tiene la responsabilidad de la vigilancia y el control de cuenca, la Confederación Hidrográfica del Tajo, debe padecer alguna miopía que le impide dar cumplimiento a la ley, cuando ese cumplimiento implica la interpretación favorable a la cuenca cedente. 

¿Es necesario que preguntemos quién está dispuesto a mantener vivo este trasvase o en qué mayoría parlamentaria o social se asienta su funcionamiento?

Dclm .es