ATC de Villar de Cañas, una "jaula de grillos"

En estos días se vuelve a hablar del ATC de Villar de Cañas que el gobierno central se empeña en colocar en un territorio poco seguro, que no era el más apropiado de los propuestos, pero que por "avatares" de la vida ha sido el designado. Un municipio con un alcalde que ya tiene preparado un terreno propio para crear una residencia de la tercera edad, no pública sino privada y que junto con Cospedal y el diputado por Cuenca Rafael Catalá parecen los más interesados en el cementerio nuclear conquense. 

Escuchar al presidente de la Sociedad Nuclear Española, José Antonio Gago, da auténtico vértigo, miedo, pánico y terror, sobre todo cuando dice que "confía en que el consejo de Seguridad Nuclear emita las autorizaciones para la construcción del ATC de Villar de Cañas, porque la instalación va a ser necesaria... porque el ATC facilitará en su momento el desmantelamiento del parque nuclear español". Todo ello argumentado en que "cumple la función de desacoplar el futuro desmantelamiento de las centrales de lo que es la gestión definitiva del combustible gastado de la misma que irá a un almacenamiento geológico profundo" porque según Gago "Concentrar los residuos nucleares a la larga abaratará su gestión". 

Todo esto se escucha al unísono del susurro a gritos de un rumor, que los técnicos del Centro de Seguridad Nuclear se ven forzados a acelerar su ritmo de trabajo, aunque su presidente Fernando Martí prevea concluir el informe pendiente sobre la idoneidad del mismo a lo largo de este año, porque los políticos y Gago quieren tenerlo dispuesto antes de que concluya este verano. Y es que estamos en precampaña electoral y más que darles votos, el ATC de Cuenca es algo que se los puede restar. Es mejor hacerlo rápido, porque como los políticos consideran que los ciudadanos tenemos memoria de pez, tal vez para las elecciones de 2019 ya se nos ha olvidado. 

Mientras, el gobierno de Mariano Rajoy dota al ATC en los Presupuestos Generales del Estado, con 145 millones de euros, aunque no estén las infraestructuras que faciliten el acceso al agua de "todos" los castellano manchegos y al tiempo que reduce la inversión en infraestructuras de la demarcación de la cuenca del Tajo. Paralelamente a todo ello, tenemos que soportar que la diputada regional del Partido Popular Ana Guarinos nos cuente que “los presupuestos de Rajoy son buenos para Castilla-La Mancha” y que “no hay motivos para votarlos en contra”.

Contemplando todo este espectáculo, desde luego se puede ver con claridad qué es “lo bueno” para los políticos del Partido Popular. 

Es todo un ejercicio de convivencia social, el hecho de mirar al cielo cada día para que acabe la sequía hasta que llegan las lluvias. Pero cuando llegan estas, el gobierno central nos bombardea con los trasvases y los cementerios nucleares. En Castilla-La Mancha está pasando como con el "casco viejo" de las grandes ciudades. Tal vez es que Castilla-La Mancha es el casco viejo de España y por eso cada vez se queda más vacía. Llena de negocios pero de pocas personas. Sobre todo de esos negocios que no llaman a la ciudadanía sino que les espantan.

Dclm.es