¿Sabe la Ministra del Agua dónde está Castilla-La Mancha?

Hablar de agua y de trasvase, teniendo en cuenta el daño que se ha hecho con las transferencias de agua, que aún están por calificar jurídicamente, es hablar de cabezonería, chulería y prepotencia por parte del gobierno de la nación y en particular de la responsable del agua, Isabel García-Tejerina. 

Cuando dice el PP que se está preparando un gran Pacto Nacional por el Agua, al que se llegará con "consenso" y en el que prevalezca la solidaridad, se debería traducir como dialogar con las comunidades de Murcia y Castilla-La Mancha, a la par, al unísono y en igualdad de condiciones. No dando más protagonismo a una que a otra y tratando de manera ecuánime a sus respectivos gobiernos. Sin embargo en esta "Guerra del Agua", mientras al presidente de Murcia, se le recibe con honores en innumerables ocasiones en Moncloa y en el Ministerio, al de Castilla-La Mancha, ni siquiera le conocen porque jamás han intentado hablar con él, y no han sido pocas las veces que García-Page lo ha solicitado.  

García-Tejerina espera sentada en su despacho, los viajes que una y otra vez hacen los responsables del agua de Castilla-La Mancha, mientras abre el paraguas para aguantar la tormenta dialéctica, escuchar el argumentario hidrológico de nuestra tierra, con reivindicaciones incluidas. Una vez estos salen por la puerta de su despacho, se olvida de esta tierra a la que ni siquiera conoce oficialmente. Poco le importan los problemas de los castellano-manchegos, eso es evidente, pero insiste en conseguir ese Pacto Nacional del Agua con consenso, por lo que debería empezar por escuchar las peticiones de las gentes de esta tierra, porque lo único que está demostrando, es lo “poco sincero” que es su discurso.

Si de verdad desea ese consenso, debe dejar de "hacer ojitos", al presidente de Murcia, para comenzar a ser consciente de que Castilla-La Mancha también tiene un presidente, aunque personalmente le guste menos. Debe analizar que si Murcia no tiene agua de río, porque por naturaleza no le corresponde, si está dotada de playas, desaladoras y depuradoras que puedan facilitar el regadío en aquella zona, mientras en Castilla-La Mancha solo tienen el Tajo y los embalses para buscar la riqueza en la tierra. 

Le queda mucho que aprender aún a la ministra. Tiene que aprender el significado de muchas palabras que utiliza sin sentido y parece no conocer a juzgar por sus actos;  pero también debe aprender sobre el terreno, donde están Toledo, Cuenca, Albacete, Guadalajara o Ciudad Real, para analizar con imparcialidad la situación en la que está una tierra que ve pasar el agua ante sus ojos, mientras la están necesitando para beber, para trabajar y sobre todo para no despoblar su paisaje. 

Si existen discrepancias entre ambos territorios, no hay manera de resolverlas si no es con el diálogo. Debe dejar de hacer imposiciones inflexibles y de tomar decisiones unilaterales, y pasar a la acción con un solo arma: La palabra y el oído. Es una premisa que todos conocemos y que solemos utilizar cuando "de verdad" queremos saltar obstáculos y buscar el acuerdo entre varias partes. Cada una de ellas cederá de manera proporcional, para aproximar posiciones y buscar el entendimiento. Actuar de manera de diferente es generar guerras infinitas, donde únicamente se oirá decir "y tú más" algo a lo que, por cierto, nos tiene muy acostumbrados el Partido Popular.

elObservadorDCLM