El antes y el después de las cremas de Cifuentes

Si ahora mismo el panorama político en España está enrarecido no es nada comparable con lo que se avecina según avanza la campaña a las elecciones de mayo del próximo año que hace tiempo ha comenzado. Habrá que esperar por ejemplo a que Rajoy cierre sus presupuestos para que su fábrica mediática comience a trabajar con casi todos los poderosos medios de expansión de opiniones a pleno rendimiento. Algunos de esos grupos valoran ahora mismo si deben seguir apoyando al Partido Popular o apostar por Ciudadanos. Otros ya lo han decidido.

Existe otra novedad importante dentro de la batalla política, un antes y un después del episodio de las cremas de Cifuentes. Con la exhibición pública de estas imágenes, se abrió una nueva veda de caza y no media veda sino de caza mayor. Lo mismo da fuego entre adversarios que entre compañeros políticos de los que es preciso vengarse o vengarse de su venganza. Unos cuentan o contaban con antiguos comisarios e investigadores privados y grandes prebostes en la comunicación mediática o lavado y planchado de conciencias; otros tienen en sus imparciales manos el mando sobre todo un Centro Nacional de Inteligencia. Muchos de unos y otros tienen algo que ocultar y algo que perder.

Ciudadanos no se ha enfrentado aún con la maquinaria que en diez minutos borró la imagen de Pedro Sánchez, un político para muchos desprestigiado sin saber exactamente el motivo. Habrá que buscar en las neuronas la zona exacta de las manipulaciones y aún así muchas decisiones de los votantes seguirán resultando incomprensibles.

Muy pronto se abrirá otra cortina de un nuevo y fastuoso teatro. De telonero, ya hemos visto a Pablo Iglesias.

elObservadorDCLM

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