De Cospedal a García-Page, un viaje por Castilla-La Mancha

UN PP,  AHORA MISMO SIN REFERENTE EN CASTILLA-LA MANCHA

Con Cospedal otra vez a lo suyo -que es básicamente poner freno a las aspiraciones de Sáenz de Santamaría y, al tiempo, escrutar sus posibilidades en la sucesión de Mariano Rajoy- el Partido Popular se encuentra sin referente válido en Castilla-La Mancha. Intenta cubrir el hueco su secretario regional, Vicente Tirado, en un ambiente de escasa cohesión en torno a su figura o a cualquier otra imagen emergente. Confiados en que los tiempos en política han cambiado y que en seis días puede suceder todo lo que no ha pasado en varios años, el PP, ahora mismo descabezado, piensa decidir quién será su candidato para las elecciones de 2019 seis meses antes, es decir, en diciembre.

Es verdad que la moción de censura de Pedro Sánchez dio en una semana un vuelco a la realidad global en España, pero también es cierto que el cambio vino precedido de años en los que íbamos conociendo y siendo cada vez más conscientes del enorme entramado de corrupción del PP. Por eso no puede decirse que la decisión de Sánchez fuera un hecho puntual caído del cielo. Los tiempos en política han cambiado, no es sencillo pronosticar lo que sucederá la semana que viene, pero la inclinación del fiel de la balanza tiene también su lógica y va hacia un lado u otro debido a hechos concretos que se suceden cada día y a lo largo del tiempo.

En definitiva, un candidato de última hora, por muy  brillante que parezca, difícilmente obtendrá buenos resultados si la gestión de su partido no viene precedida de un trabajo constante, en este caso a favor del desarrollo de nuestra región. No es sencillo, contemplando el panorama, que el PP cuente a estas alturas con ese mirlo blanco que ilusione a una mayoría de castellano-manchegos. Ya conocemos la experiencia de paracaidistas como Adolfo Suárez Illana, que luego se disuelven como azucarillos. Los que ahora mismo destacan en el PP en Castilla-La Mancha, Tirado, Guarinos, Riolobos, Cañizares, etcétera, parecen estar políticamente más que fritos debido a la obligada, turbia y, sobre todo insultante oposición al gobierno que ordenó Cospedal, una política agria más basada en la destrucción que en mostrar al electorado cualquier capacidad para construir lo que la propia Cospedal destruyó durante sus cuatro años como presidenta. A eso nos referimos cuando significamos la importancia del camino recorrido a la hora de que se produzca un cambio repentino. Vimos venir el ocaso de Barreda y el de Zapatero igual que pronosticamos la caída de Rajoy quien, por aguantar lo más posible, por dejar pasar el tiempo como si nada sucediera, su naufragio llegó acompañado de la debacle de casi todo el equipo.

Es evidente que si el PP ha quedado descabezado en España, hace tiempo que está desnortado en Castilla-La Mancha y la culpable no es otra que una Cospedal empeñada en nadar y guardar la ropa, es decir jugar sus bazas en España, en Génova y dejar a Castilla-La Mancha como posible refugio en caso de que se le cierren todas las demás puertas.

COSPEDAL NO TIENE FACIL VOLVER AL PALACIO DE FUENSALIDA

En esta ciega partida de ajedrez, resulta también curioso que, según se asegura en muchas fuentes, Cospedal no quiere volver ni en pintura a nuestra Región para enfrentarse a García-Page. La todavía secretaria general del PP puede parecer errática en muchas de sus decisiones pero algo de intuición política deductiva habrá desarrollado ya, para percibir que no tiene fácil volver a ocupar el Palacio de Fuensalida.

Aquí entra también la figura y el trabajo del actual líder en la región del partido que ahora mismo gobierna en España, el socialista Emiliano García-Page.

Puede que el Partido Popular sea o no consciente de las dificultades que ahora mismo reúne para desalojar a Page de la presidencia de la región. Para que se produjera en Castilla-La Mancha el vuelco político tendrían que existir precedentes como los que había en 2015 cuando Cospedal perdió la mayoría para formar gobierno. Algunos lo vimos muchos antes que otros. La líder del PP desembarcó en Castilla-La Mancha pletórica de apoyos e, igual que Rajoy, conseguía su mayoría absoluta por el derribo de Zapatero. En este país ha arraigado la costumbre de que los presidentes se sienten en su trono cuando el que lo ocupaba se desploma. Sucedió con Adolfo Suárez, con Felipe, con Aznar, con Zapatero y ha sucedido ahora con Rajoy. Otra cuestión es que el nuevo líder sepa ganarse la confianza, bien de la mayoría de los ciudadanos o bien de la casi totalidad de los medios de comunicación, encargados de poner trajes y arruinar imágenes de posibles líderes emergentes.

DE LO MÁS ALTO, A LA SIMA: GANABA ANTIPATÍA Y PERDÍA CREDIBILIDAD

Cospedal y Rajoy llegaron a lo más alto y, en pocos años, han caído a la sima. En este caso, ellos han sido los máximos responsables, se lo han ganado a pulso dejando pasar por delante la imagen de una corrupción política y económica que ha escandalizado a más de medio mundo.

Si ha tenido tiempo para realizar examen político de conciencia, Cospedal habrá descubierto también que no es bueno utilizar la mayoría absoluta en términos de soberbia absoluta, una miopía más común de lo que parece y que se caracteriza por encerrarse en una campana de cristal y seguir, al margen de lo que sucede en el exterior, el exclusivo consejo de una camarilla acomodada que le regala el oído y le oculta sus errores.

A pesar de su excelente imagen inicial, Cospedal  se convirtió en una líder poco valorada, incluso detestada por su alejamiento de la realidad, la apariencia o la hipocresía de sus gestos al margen de sus actuaciones reales que, en pocas palabras, se centraban en un alejamiento de Castilla-La Mancha y, aún más, la nula defensa de los intereses de nuestra tierra, al tiempo que utilizaba la crisis para machacar lo público en beneficio de lo privado, sanidad y educación en particular. Su imagen fue ganando antipatía y perdiendo credibilidad.

EL AÑO HORRIBLE DE PAGE

Debido en buena parte a estos errores de la líder del PP, en su primer enfrentamiento electoral, García-Page logró que Cospedal perdiera su mayoría absoluta e inició desde el gobierno la tarea contraria a la realizada por María Dolores: el propio presidente ha dicho que está haciendo todo lo contrario de lo que hizo Cospedal y eso le genera ya crédito, en parte porque es verdad y en parte porque es lo que queremos escuchar los castellano-manchegos.

2017 fue un mal año para Page. Sufrió mucho para poder aprobar los presupuestos de Castilla-La Mancha hasta que incluyó en su gobierno a dos miembros de Podemos; por cierto, José García Molina, líder de la formación morada en Castilla-La Mancha está desaparecido de nuestro mapa político desde que recibió la vicepresidencia.

Page sufrió también ese año por unirse a la cúpula del PSOE con la clara intención de derribar a Pedro Sánchez y aupar en su lugar a Susana Díaz. También el líder socialista ha tenido tiempo de reflexionar sobre ese episodio y si fue o no un error seguir el consejo de posicionarse tan claramente contra el actual presidente del Gobierno de España. No es propio de Page seguir exclusivamente y dentro de un mundo ficticio creado al efecto -la campana de cristal- los consejos de una camarilla pues lleva ya muchos años practicando una política menos expuesta a posiciones tajantes que desemboquen en posibles errores de bulto y, sobre todo, desempeñando en su día a día una actividad cercana a los ciudadanos, a sus aspiraciones y necesidades.

DE LA TRAVESÍA DE SÁNCHEZ, A LA MONCLOA. PAGE, UNA HORMIGUITA

Page salió airoso no obstante de su año horrible con los presupuestos finalmente aprobados y recomponiendo lo máximo posible su relación con Sánchez. Es atrevido pronosticar sobre el pasado y quien sabe ahora si fue mejor para el PSOE y para el propio Sánchez pasar aquella travesía para llegar ahora a la Moncloa.

Page trabaja como una hormiguita que crece cada día en Castilla-La Mancha. Con poco más presupuesto del que dispuso Cospedal ha revertido muchas de sus políticas, ha mejorado notablemente las listas de espera sanitarias, paro y déficit económico. También ha devuelto a nuestra región la confianza interna y el prestigio perdido en el exterior. Page ha dialogado, ha reunido, ha actuado con sensatez y ha dado muestras de apoyar a los más desfavorecidos. Castilla-La Mancha es la primera región de Europa que garantizará los derechos de las personas con discapacidad. Es solo un buen ejemplo de lo que estamos diciendo.

Llevamos años los ciudadanos soportando una pesada y compleja carga en la que se han aliado las fuerzas del desasosiego, la crisis económica, la falta de trabajo y las escasas perspectivas de una vida fácil e incluso posible; el terrorismo internacional que nos ha dado ahora cierta tregua y el independentismo catalán, que parecía metido en un bucle sin salida. A ello se unía la corrupción insoportable del Partido Popular, el encaspamiento de la cultura y del desarrollo tecnológico en el Era Digital.

Esperamos que se haya roto el muro levantado por quienes han impedido nuestro desarrollo desde posiciones interesadas, anticuadas y mezquinas.

Quien quiera reflexionar que reflexione porque, aunque a veces parezca lo contrario, al final siempre triunfa la sabiduría, el trabajo, la honestidad, la fuerza y la belleza. Que se lo digan a Rafael Nadal.

DCLM