La reconquista / Antonio Martín D'ors

Cada vez que observo cómo asciende el número de votantes partidarios del NO en las encuestas planteadas por los medios de comunicación deportivos (y no tan solo deportivos) de este país, más me reafirmo en la acertada decisión de Luis Rubiales a la hora de elegir a Luis Enrique como el nuevo seleccionador de la Selección Española de Futbol.

La pregunta en todos estos medios es así de simple: ¿Te parece acertada la elección de Luis Enrique como seleccionador? Y los noes suben y suben y suben hasta el infinito y mas allá, que diría Buzz Lightyear. Y yo me alegro mucho, pero mucho, de que, por fin, parezca que hay un presidente en la Federación Española de Fútbol, la de todos, la de la ridículamente llamada “la Roja”, que no se pliegue a las voluntades de los de siempre. 

Aquellos que nos llenan la selección de chavales estupendos en lo personal pero que no dejan de ser suplentes en sus clubes. De los que entran el vestuarios y dominan todo: desde quién juega, a quién no, quién vale, quién viene y a quién hay que hacerle caso. 

Y esto pinta bien. Muy bien. Porque la última vez que pude ver una presión mediática tan fuerte contra un seleccionador fuimos campeones de Europa y revolucionamos (como país) la forma de entender este deporte. Porque, hay que ver cómo se le dio a D. Luis Aragonés, ¿eh? Sí, a ese al que algunos meses después (pocos) los periodistas y aficionados generalmente de un equipo muy poderoso de este país no paraban de alabar, y tan solo unas semanas antes no entendían la decisión de dejar a uno de sus ídolos fuera de la Eurocopa. 

Y me parece que con esta elección, el presidente pretende decir que hay un nuevo Sheriff en la ciudad. Que los forajidos ya no van a caminar impunemente por el condado y que se acabaron los suplentes de suplentes que siempre cumplen. Vamos, que con un pelín de suerte, solo un pelín, logra que de nuevo sintamos que la selección es de todos y a todos nos representa.

Este Rubiales….¡qué poco nos va a durar!. Espero que cuando dimita (que le harán dimitir si Luis Enrique no logra devolverle con títulos la confianza en él depositada) sea consciente de su buena elección y la mantenga, no vaya a ser que piense que cometió un error y que podría haber remado a favor de corriente.  Vamos, que no se diga a si mismo “Joder, tenía que haberme quedado con Michel”.

Antonio Martín D'ors