¿Dedazo o pacto de perdedores?

La ciudadanía entró en letargo con la eliminación de España del mundial de fútbol y en los círculos de debate el único tema es el de la sucesión de Mariano Rajoy. Un tema ya cansino que no despierta gran interés porque, salga lo que salga, no deja de ser más de lo mismo. Sin embargo, las quinielas y los argumentos se mantienen como cuando se habla del tiempo, del paro, o del empleo. Como un mal que hay que asumir, porque no nos queda otra. 

Se habla del "pacto de perdedores", de la larga sombra de Cospedal, del triunfo de Santamaría y del despegue con precaución de Casado, a falta de saber la resolución de la universidad que se interesó por tan rápida conclusión de su carrera de Derecho, además de compartir título de máster con Cifuentes. Pero un pacto de perdedores sería algo sangrante para los populares que tanto han criticado a los Gobiernos de García-Page y Sánchez. Sería como nombrar la horca en casa del ahorcado, a pesar de ser una salida lícita; representaría que los populares que prefieren a Casado y Cospedal juntos, son más que los que prefieren a Santamaría. Pero este arma no les corresponde a los del Partido Popular, porque ellos solos la inutilizaron.  

Esa semana de reflexión que se han marcado los populares en esa extraña carrera de primarias, únicamente se dedica a los pactos. Pactos de "a tres" a pesar de que Cospedal quedó fuera y Santamaría insinuó que pactaría únicamente con Casado, para conseguir un consenso que evitara la segunda votación. Los cospedalinos, tienen que meter a María Dolores como sea dentro de la terna de nuevo y para ello la única herramienta que les queda son los compromisarios. Ahora será un "dedazo" pero sin dedos, aunque con manos. 

La incógnita está desvelada, los tres seguirán de nuevo dibujando las líneas inspiradoras de Rajoy y lo peor de todo ello es que Soraya, que ha sido la ganadora en número de votos, algo que se tendría que respetar según los populares, tendrá que asumir las decisiones de Casado y Cospedal dentro del Partido Popular. Sin olvidar que la democracia interna del partido decidió con los votos del 80% de los afiliados, del 7,6% de los que dijeron que querían votar.

Ahora solo nos queda por comprobar la capacidad de aguante de Santamaría.

DCLM