La intolerancia de animalistas y taurinos

Un conductor intentó atropellar este fin de semana a una veintena de personas pertenecientes a la Asociación Antitaurina de Ciudad Real, que se manifestaban por tercer año consecutivo para protestar por la celebración de los espectáculos taurinos en la localidad de Manzanares (Ciudad Real). 

Al parecer el hombre que daba muestras de su estado ebrio, arremetió contra un guardia civil que participaba en las labores de vigilancia y control de la manifestación. Acto seguido se procedió a su detención. La asociación ha denunciado el hecho, haciendo constar que además dos manifestantes fueron alcanzados por el vehículo. 

La agresividad y la falta de diálogo se ponen de manifiesto nuevamente. La libertad de acudir a ver los festejos taurinos, legales y tradicionalmente consentidos, está en franca oposición con la libertad de pedir el final de los mismos por ser considerados un acto de maltrato animal. Nunca llueve a gusto de todos aunque lo que sí debería hacerse es celebrarlos con la frecuencia proporcional al número de seguidores existentes en cada una de las localidades, para envolver de diversidad los gustos culturales de toda la población, sin centrar las fiestas patronales en recortadores, encierros, vacas enmaromadas y corridas de toros.

La intransigencia mostrada en ambos bandos suele llevar a situaciones descabelladas que van subiendo paulatinamente el nivel de violencia reinante. Al dolor del maltrato animal hay que contraponer el dolor de la muerte de las personas y es evidente que algunas manifestaciones anti taurinas dejan mucho que desear.

Todos recordamos en la muerte del torero Víctor Barrios y las palabras de quien decía ser maestro, Vicent Belenguer Santos, cuando escribió en Facebook en relación al suceso "...Yo que soy un ciudadano muy educado, hasta el punto de ser  maestro, me alegro mucho de su muerte, lo único que lamento es que de la misma cornada no hayan muerto los hijos de  puta que lo engendraron y toda su parentela, esto que digo lo ratifico en cualquier lugar o juicio. Hoy es un día alegre para la humanidad. Bailaremos sobre tu tumba y nos mearemos en las coronas de flores que te pongan cabrón". 

Poco después ante la muerte del también torero Iván Fandiño,  alguien que decía llamarse "Lanzadera" escribió en Twitter "El torero muerto que se joda #DEPIvanFandiño que le den". 

Más dolorosa si cabe, por la inocencia de su destinatario fue la de Aizpea Etxezarraga (así decía llamarse)  dirigidas a Adrián, el niño enfermo de cáncer que quería ser torero y para quien escribió en Facebook, "Yo no voy a ser políticamente correcta Qué va. Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda yaaaa, ¡Adrián vas a morir ¡" (seis meses después Adrián fallecía).

Palabras, actos y manifestaciones han de contener la moderación necesaria para que pueda existir el diálogo y la tolerancia si queremos entendernos entre todos. Basta ya de agresividad en todo lo que rodea estos espectáculos. 

Paloma Moratilla