En busca de la vida

Si hay una expresión que se ha repetido a lo largo de la historia es la que hace referencia a lo mal repartido que está el mundo. Ya Gandhi intentó ponerle remedio con la célebre frase de "vive sencillamente, para que otros puedan sencillamente vivir".

El desequilibrio, la mala distribución  y la desigualdad hacen que haya personas saliendo de sus hogares buscando un futuro mejor lejos del hambre o las guerras sin saber que la soledad invade algunos espacios geográficos. Las pateras invaden las costas con almas ávidas de futuro venidas del tercer mundo, mientras algunos pueblos del interior del llamado primer mundo se quedan vacíos con la muerte de los ancianos que se negaron un día a abandonarlos.

Dentro de las 10 provincias más despobladas de España, Castilla-La Mancha tiene dos. Son 10 provincias en las que más del 80% de sus municipios están en riesgo de extinción. En peligro acuciante, la primera, Soria con el 94%,  en octavo lugar Guadalajara(90%) y en décimo lugar Cuenca(87%). Puede parecer algo lejano pero solo hay que pasear por sus pueblos para comprobar cómo se van transformando esos pequeños núcleos urbanos en auténticos municipios fantasma donde proliferan  las casas abandonadas con cristales rotos,  puertas desencajadas y balcones derruidos. Lugares en los que dejan de jugar los niños y de reír los jóvenes. En ellos ya no se celebran las fiestas patronales por falta de personal para organizarlas y lo que es peor, para disfrutarlas. Con todo ello se van perdiendo las tradiciones ancestrales que se mantuvieron vivas con el último habitante del municipio, aunque al final ya fuera solo en su recuerdo.  

Es este un tiempo extraño, injusto y desequilibrado en el que comparten informativos las protestas por la llegada de inmigrantes con la preocupación por la despoblación de nuestros municipios. Unos salen y otros entran y todo ello ocurre dentro del territorio nacional sin darnos cuenta que tanto unos como otros tienen un denominador común y en su mente solo un objetivo: darle una oportunidad a la vida. Tal vez políticos y economistas deberían redoblar los esfuerzos para buscar una solución.

elObservadorDCLM