La cuestión política y la vida

Otra cuestión es si realmente los políticos conocen y trabajan para mejorar la vida de los ciudadanos, si son conscientes de qué es lo que realmente necesitamos para ser más felices, en ocasiones para poder salir adelante, otras para vivir mejor, con más seguridad, con un horizonte de futuro más claro.

El Gobierno de la Nación, representantes de los ejecutivos autonómicos, ayuntamientos, diputaciones y cabildos, diputados, senadores y todos los partidos políticos podrían analizar con organizaciones de ciudadanos cuáles podrían ser las líneas de trabajo para eliminarnos trabas, facilitar nuestra vida de cada día.

La causa parece evidente. Sobre el papel esa y no otra es la tarea de nuestros representantes, hacernos la vida más fácil y en eso ya se nota la diferencia entre quienes defienden, por ejemplo, la educación y la sanidad pública y los que han querido acabar con ellas porque uno de los enemigos en la mejora de la calidad de vida de la mayoría es conceder privilegios a una minoría que obtendrá beneficios a costa de las necesidades de los otros. Y eso sin hablar de la corrupción política, la peor burla hacia los ciudadanos, la gran estafa.

Una de las primeras líneas de trabajo tendría que ver con la vivienda. Vivir debajo de un techo de forma confortable no debería estar tan penalizado. Si hay que remover ciertas tramas que se remuevan. Los gobiernos deben intervenir para evitar que organizaciones internacionales acaparen inmuebles y negocien con ellos de la forma más ventajosa para ellos y más gravosa para el resto, imponiendo sus normas y precios, convirtiendo también la necesidad más básica en un objeto de lujo, tanto para la compra como para los alquileres.

No hay que recordar que la Constitución reconoce a todos los ciudadanos el acceso a una vivienda digna y que muchas veces la acción política se aleja de realidades como esta para enzarzarse en polémicas de salón en base a perspectivas de rechazo o simpatía electoral a corto plazo.

Hemos mejorado mucho en los últimos años pero ahora mismo parece que es preciso bajar de nuevo a la calle, hablar con la gente, saber cuáles son nuestros problemas e intentar entre todos resolverlos.

elObservadorDCLM