Adiós, María Dolores

Ahora sí parece que Cospedal dice adiós a Castilla-La Mancha. Una despedida oficial ya que en realidad, la ex presidenta venía poco y menos por nuestra tierra. Pero ahí estaba. Notábamos su presencia en la lejanía, intuíamos sus decisiones que nunca nos beneficiaban. Si existía un pleito entre lo social y lo privado, entre sus intereses y los de Castilla-La Mancha, entre la nuestra y otras regiones, siempre apostaba por lo privado, su particular rédito político y por los beneficios de otros territorios. Nos dio la espalda con el agua y la cara con los recortes, los mayores de todas las comunidades españolas durante la crisis. Según los informes del Tribunal de Cuentas, Cospedal multiplicó por dos la deuda de Castilla-La Mancha durante su presidencia entre los años 2011 y 2015. Cuando llegó, se encontró con una deuda de 6.965 millones y cuando su fue dejó una deuda de 13.426 millones. A pesar de sus durísimas políticas de austeridad, Cospedal dejó un débito vivo por habitante de 6.522 euros frente al que se encontró de 3.255 euros. Nunca cumplió los objetivos de déficit que marcaba el gobierno del Estado.

Si las cifras económicas son malas, peor es la imagen que dejó de nuestra tierra, una región olvidada otra vez en el mapa, totalmente entregada a sus antojos como la instalación en Cuenca de un cementerio nuclear que recibiría las basuras radiactivas de toda España. Es la más elocuente muestra de su herencia si añadimos que aún están sin aclarar los verdaderos intereses o dónde irían los beneficios de la puesta en marcha del innecesario silo radiactivo. Las basuras nos recuerdan otro episodio que dejó abierta otra incógnita sobre la presunta mordida del contrato en el Ayuntamiento de Toledo.

Cospedal perjudicó también al PP de Castilla-La Mancha al imponer a todos sus líderes el papel de canes de presa en una planificada venganza personal por haber perdido el Gobierno, sin reconocer nunca sus errores. Si los resultados de su gestión hubieran sido mejores, tal vez podría haberlos comparado con los del actual gobierno, pero no se puede afear cada día una conducta cuando la tuya ha sido mucho peor, cuando has trabajado menos y has obtenido peores resultados.

No lo tendrá fácil el candidato o la candidata ya que, en apenas siete meses, tendrá que lanzar su imagen y recuperar la de un partido que Cospedal ha conducido sin éxito, debido en buena parte a su interés personal por acumular cargos, abarcar mucha corrupción y apretar escasos resultados. Su imagen fue en los últimos años una de las peor valoradas de todos los políticos, en todas las encuestas.

En nuestro caso, toda la plata de México y Perú parece suficiente para elaborar el puente por el que se aleja.

elObservadorDCLM