El dedo de Cospedal

El pasado día 6 de julio, el Partido Popular celebró elecciones primarias para que su militancia decidiera quién debía ser el sucesor de Mariano Rajoy. La ganadora fue Soraya Sáenz de Santamaría, seguida por Pablo Casado. Quedó fuera, eliminada de la carrera sucesoria, María Dolores de Cospedal. Fue finalmente, sin embargo, la ex presidenta de Castilla-La Mancha quien decidió que no fuera una mujer la sucesora al entregar sus apoyos a Casado. Cospedal se vengaba así de su principal enemiga en su partido en los últimos años. En contra de los deseos de la militancia, el dedo de Cospedal apuntó en dirección a un político más cercano a José María Aznar que a Mariano Rajoy a pesar de que Rajoy siempre confió en ella.

Cospedal dice ahora que antes de navidades decidirá si abandona o no la política como ya ha hecho Soraya, árbol caído del que hacen leña algunos significados periodistas, con saña y a toro pasado.

De manera que Cospedal fue actora decisiva en el futuro de su partido en España y también quiere serlo en Castilla-La Mancha. Dimitió con lágrimas de cocodrilo como secretaria general del PP y, con las mismas lágrimas, como presidenta de su partido en Castilla-La Mancha. Pero dejó un favorito: Paco Núñez. El alcalde de Almansa pasea ya estos días su apretada agenda por la región ofreciendo pactos institucionales como si fuera ministro plenipotenciario en vez de ser, de momento, el chico de Cospedal.

En el PP de Castilla-La Mancha hay mucha más marejada interna de la que se aparenta. El dedo de Cospedal no ha gustado a todos los que son y mucho menos a los que aspiran ser, puede que con mayor merecimiento que Núñez. Durante los doce años que ha reinado en el PP de Castilla-La Mancha, nadie de su partido ha osado contradecirla, incluso cuando traicionaba a la región en temas como el trasvase porque a María Dolores le interesaban los votos de los compromisarios murcianos.

Nadie se pregunta ahora, no se reciben explicaciones sobre los motivos que han obligado a Vicente Tirado, su número dos, a una extraña retirada pero sí parece que otras voces han decidido ya alzarse porque opinan que se merecen estar en la carrera sucesoria tanto o más que Núñez. El alcalde de la localidad toledana de Sesena, Carlos Velázquez, ha levantado ya el dedo: también quiere ser candidato. El alcalde de Guadalajara, Antonio Román, no traga con el apoyo inmediato que ha recibido el alcalde de Almansa por parte de otros presidentes provinciales del PP hacia el marido de la masajista de Cospedal. Mantiene, dice, conversaciones con otra posible candidata, Rosa Romero, quien se encuentra muy a gusto como vicepresidenta de la Mesa del Congreso de los Diputados. Intentarán acallar sus voces apelando a la unidad en torno, claro, al dedo de Cospedal.

Claro que también hay que hacer lo que está haciendo Núñez: ir por los pueblos, darse a conocer aunque su imagen no sea ciertamente la que parece necesitarse para desbancar al señor Page.

elObservadorDCLM