Así no podemos avanzar o el sueño inalcanzable

En nuestro último Observador agradecíamos, en nombre de Castilla-La Mancha, el trabajo realizado por un juez y un empresario. Gracias al trabajo de Carmelo Ordóñez, titular de lo mercantil de Ciudad Real y al presidente de CRIA, Rafael Gómez, parece que ahora será posible, al fin, la puesta en marcha del aeropuerto de Ciudad Real. Puestos de trabajo de una enorme empresa situada en nuestra región. Algunos han utilizado altavoces para intentar que el proyecto nunca saliera adelante.

Cuando escribimos estas líneas de reconocimiento, advertimos lo poco común que resulta en nuestros días hablar bien de otras personas, felicitar, celebrar la fortuna de otros, poner a alguien de ejemplo por sus cualidades, por su trabajo.

Todo lo contrario, el ambiente político, el mundo del corazón y las redes sociales han agriado nuestro carácter y parece que hemos abierto ventanas al odio, a la crítica inmisericorde. Claro que debe censurarse a quien actúa mal y más a los servidores de lo público que, por ejemplo, se dedican a servirse a sí mismos en vez de a favorecer a sus territorios. El ambiente se ha enrarecido también porque en la política española cada vez resulta más evidente, como único motor, el “quítate tu para ponerme yo”, es decir hundir al contrario para ocupar su trono. Esa es la clave en la que todos parecen moverse, de tal forma que ya no se vota a un político que destaca, con carisma, con un poder suficiente de convicción para asegurarnos que dedicará toda su inteligencia y sus esfuerzos en mejorar la vida de los españoles, de los castellano-manchegos. Se vota al que ha sido capaz de destruir al contrario en los medios de comunicación, se vota al que parece ser el menos malo de los malos.Y no todos lo son pero no resulta sencillo discernir en medio del bosque. En el análisis debe incluirse un concepto claro: ni un solo político corrupto y, menos, todo un gobierno.

La pugna está repleta de vicios que nos impiden avanzar. El primero de todos es que nunca se unen esfuerzos para, entre todos, luchar por algo positivo. Todo lo contrario y lo vemos a diario: si un gobierno trabaja para mejorar la vida de los ciudadanos, la oposición estará permanentemente en su contra, poniendo trabas, aplicando todo su empeño para que sus resultados sean los peores posibles o, al menos, que así lo parezca.

Así no podemos avanzar. La lucha por el poder, la carrera por la imagen y hasta la pugna por el mayor insulto en las redes sociales impiden la suma positiva de voluntades. Cuando se ha conseguido sumar inteligencias, en periodos históricos, en movimientos artísticos, el resultado ha sido magnífico para todos. Ahora, en este momento, es un sueño inalcanzable que ni siquiera existe como sueño, ni como utopía.

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