El Tribunal Supremo, a favor de que los ríos estén sanos y tengan vida

El Tribunal Supremo ha dictado sentencia a favor de SEOBirdLife y Ríos con Vida en un contencioso-administrativo que mostraba la disconformidad con los caudales ecológicos aplicados por la normativa elaborada y aprobada por el Partido Popular.

La flexibilidad y el subjetivismo establecido en la legislación para los caudales mínimos, la ambigüedad de la falta de agua señalada en el apartado 2 del artículo 49 del Real Decreto 638/2016, relativo al control y seguimiento del régimen de los caudales ecológicos, hacían difusa y por tanto inviable y peligrosa su aplicación. Este decreto permitía reducciones generalizadas en los caudales ecológicos, que venían determinados de forma unilateral por los Planes Hidrológicos de Cuenca. 

Se trata de una sentencia que afecta al conjunto de la geografía española pero que los castellano-manchegos han venido reivindicando con demasiada frecuencia al comprobar que el río Tajo se moría por momentos. Ahora es el Tribunal Supremo quien considera que esta reglamentación "suponía una regresión ambiental de primer orden para los ecosistemas acuáticos del territorio español", y que según los expertos podría llevarnos a un "importante impacto ambiental sobre la conservación sobre los espacios fluviales, hábitats y ecosistemas asociados". 

EL TAJO DE LAS AGUAS FECALES

Durante todo este tiempo, era el sentido común el que marcaba las reivindicaciones de los ciudadanos que contemplaban con demasiada frecuencia la falta de agua en los cauces de los ríos, así como la suciedad que convierte algunos ríos y en concreto el Tajo en una auténtica "cloaca exterior" cuyo volumen arrastra las aguas fecales de Madrid en un alto porcentaje. Incluso el propio Consejo de Estado había alertado que esta situación "podría vaciar de contenido y alterar profundamente los regímenes de caudales ecológicos haciéndolos irreconocibles", pero al Gobierno del Partido Popular poco le importó en su momento. 

Es evidente que producto de esta sentencia habrá que aumentar y exigir el respeto a los caudales ecológicos mínimos evitando, entre otras cosas, nuevos trasvases "abusivos" que tengan en cuenta únicamente el agua embalsada, sin valorar o valorando de manera "flexible" y "unilateral" la cantidad mínima de agua que debe circular por el cauce del río. No es suficiente con el agua embalsada, sino que se ha de respetar la corriente natural de los ríos, lo que obligará a la administración a hacer un trabajo exhaustivo de reparto, esta vez más equitativo, de los caudales salvando el abastecimiento humano, a todas luces prioritario. 

LOS CUATRO CAUDALES

Cuatro son los caudales que deben ser respetados: Caudal máximo: Que no debe ser superado en la gestión ordinaria de las infraestructuras hidráulicas para proteger las especies autóctonas. La Tasa de Cambio, que analiza la rapidez con la que se producen los cambios de unas magnitudes a otras. El Caudal Generador que regula la estructura geomorfológica de los cauces evitando su progresivo estrechamiento. El Caudal Mínimo que debe ser superado con objeto de mantener la diversidad espacial del habitat para favorecer el mantenimiento de las comunidades autóctonas. 

Son cuatro los parámetros necesarios para el correcto mantenimiento de nuestros ríos aunque, según el último informe de seguimiento de los Planes Hidrológicos (2017), sabemos que efectivamente el 76.9% de los ríos cuentan con caudales mínimos pero tan solo el 9% posee caudal máximo. El 8.7% tiene caudal generador y el 11.4% tasa de cambio. ¿Pueden estos datos arrojar un resultado favorable para el cuidado de las aguas en nuestro país?

DCLM