La trampa de Aznar y el basurero "estaticista" de Paco Núñez

Una de las claves del presidente de Faes era sumar a Ciudadanos y a Vox para, entre los tres, volver al poder y desbancar al PSOE, Podemos y otros grupos minoritarios pero muy relevantes en cuanto a sus posibles apoyos en la Cámara. En algunos periódicos en los que Aznar imprime titulares se llegó a asegurar que ya existía un principio de acuerdo para que el partido de Rivera apoyara al PP en cualquier institución donde ambos pudieran formar gobierno, sin aclarar si se trataba o no de un pacto de perdedores, un pacto de sillones o si habían vuelto otra vez a abrir el casino para que grandes empresas apostaran por Pablo Casado como caballo ganador para luego recibir obra pública en cuanto la derecha estuviera ya refundada con otro “Bárcenas” para recibir los maletines y entregar los sobres. Eso era refundar la Gürtel y otras tramas de innumerables nombres. Y apellidos. 

Ciudadanos no ha caído en la trampa de Aznar que pretendía fundir al liberal Rivera nada menos que con Vox y con la otra derecha igual de tramontana en la que está convirtiendo al nuevo-viejo PP. 

Rivera dice que no descarta pactos con constitucionalistas como Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha y los periódicos en los que manda Aznar corren a titular que ya existe otro cisma entre los barones y Sánchez como si el actual gobierno del Estado no apoyara la Constitución.

En este camino andábamos cuando Cospedal, ¿se acuerdan?, vino a cenar con los suyos a Toledo por la Navidad, una fiesta que ahora es patrimonio de Vox, el único partido habilitado para cantar villancicos, matar liebres y poner a las mujeres en su sitio. Unos minutos de Cospedal con los suyos y Núñez corrió a Villar de Cañas para volver a reivindicar la creación allí del basurero nuclear. Siempre nos hemos preguntado por los verdaderos intereses que siempre existieron detrás de la construcción del cementerio, quién pretendía obtener provecho de estos nunca muertos desechos nucleares. Algo debe haber porque Núñez había ya renunciado al almacén y, nada más hablar con Cospedal, viajó a Villar de Cañas donde denunció la “capacidad estaticista” de García-Page con el asunto del basurero. Núñez inventó una palabra como cuando en las Cortes Regionales iniciaba sus discursos con aquella célebre expresión: “libiadesí”, que le hizo granjearse el cariñoso apodo de “el libio”.

En fin, que dice el libio que Page es estaticista y que Aznar, por mucho que intente disimular afeitándose el bigote, no puede llevarse al redil a estos díscolos chicos de Ciudadanos para usarlos, dejarlos en evidencia y fusionar sus votos con la derecha refundada o refundida en el crisol de alquimistas como el comisario Villarejo.

elObservadorDCLM