Así era Laura Luelmo, la profesora de Zamora asesinada en Huelva

Laura Luelmo, la profesora de Zamora asesinada en Huelva ha sido recordada por los que la conocían. Una chica con sueños, responsable y con sueños, así la han descrito amigos, compañeros y profesores. Sus alumnos más recientes en el instituto de la localidad onubense de Nerva la han querido recordar con "con esa sonrisa tan bonita que era capaz de alegrar la más amarga de las mañanas". Además por toda la geografía española se han sucedido las muestras de pesar por este suceso, especialmente en su tierra natal, Zamora donde casi un millar de vecinos han querido mostrar su repulsa por este suceso con un minuto de silencio.

Una historia trágica la de Laura Luelmo, una joven que llevaba poco tiempo en la comarca a la que había llegado para hacer una sustitución en el instituto de Nerva y que el pasado miércoles salió de su domicilio en El Campillo con ropa deportiva porque iba a correr y desde entonces no se volvió a saber nada de ella. Ante su desaparición, se inició un amplio dispositivo de búsqueda y aunque desde el primer momento la Guardia Civil no descartó ninguna hipótesis, nunca contempló la marcha voluntaria.

Y no se equivocaron ya que sobre el mediodía de este lunes un voluntario alertó que había encontrado prendas de mujer, dando aviso a una patrulla de la Guardia Civil que trabajaba en el dispositivo de búsqueda. Los agentes encontraron a unos 200 metros del lugar del hallazgo de las prendas el cadáver de una mujer aparentemente joven en una zona de terraplén y matorrales. El cadáver de la maestra se encontraba en las inmediaciones de la N-435.

ENCONTRAR EL MÓVIL DE LAURA LUELMO, PRIORITARIO PARA LA INVESTIGACIÓN

Para la reconstrucción de las últimas horas con vida de Laura y la búsqueda del presunto culpable de su muerte, los investigadores consideraron de vital importancia hallar el teléfono móvil de la maestra. Un repetidor recogió el miércoles 12 en torno a las 20.00 horas la última señal de su teléfono a nueve kilómetros de su casa de alquiler en la calle Córdoba de El Campillo, pero en dirección contraria en la que se encontró su cadáver.

Así este martes, mientras continuaban las investigaciones de la Unidad Científica de la Guardia Civil en el terreno donde fue hallado el cadáver de la joven, a unos cinco kilómetros del núcleo urbano, para recoger pruebas, la titular del Juzgado de Instrucción 1 de Valverde del Camino (Huelva) decretaba el secreto del sumario. A la vez, se conocía que el cuerpo de Laura presentaba un fuerte golpe en la cabeza, además de otras señales de aparente violencia que deberán contrastarse con la autopsia. Además, los especialistas estudiaban otras señales de violencia con la duda aún de si son muestras de la agresión que causó la muerte de Laura o si son signos de la manipulación que sufrió el cuerpo para tratar de ser escondido.

DETENCIÓN DE UN VECINO DE LAURA EN EL CAMPILLO

Las pesquisas de los investigadores, tanto en el lugar donde se halló el cadáver, como en el vecindario donde vivía la joven en la localidad de El Campillo se saldó con la detención de un vecino, Bernardo Montoya, que trató de huir a pie cuando sospechó del seguimiento que estaba practicando a su coche la Guardia Civil.

El principal sospechoso de esta muerte residía justo enfrente de la joven, concretamente en una antigua vivienda que tiempo atrás fue propiedad del clan familiar de los Montoya. Bernardo tiene 50 años (nació en 1968) y antes de su detención había cumplido una condena por asesinar a una anciana de 82 años en Cortegana en 1995 y, posteriormente, otra por dos robos con violencia. En uno de los permisos, además, en 2008 agredió a una joven que paseaba con su perro en El Campillo. Se encontraba en libertad cuando desapareció Laura Luelmo. Se da la circunstancia que es hermano Luciano Montoya, un vecino al que se descartó como sospechoso del crimen porque el 12 de diciembre, día de la desaparición de la joven, se encontraba interno en la prisión de Ocaña (Toledo).

DCLM