Blanqueamiento / Gabriel Gomar

A pesar del título, no voy a hablar de dientes, dientes, aunque ha habido mucho de eso en la convención del PP de este pasado fin de semana. Voy a hablar de lo fácil que olvida la derecha y convierte lo negro en blanco inmaculado. Y es que cada uno se comporta de la manera en que le han enseñado de donde proviene. Las familias “bien” siempre han salido airosas de los traspiés de sus miembros. El señorito se podía permitir una etapa de su vida descontrolada y pendenciera que por mor de los contactos y el arropamiento de su entorno social tenía la oportunidad de volverse una persona respetable, con total olvido de su pasado. Por el contrario, el pobre que empieza mal casi siempre termina mal. 

 Que bien se reflejan estos modelos sociales en el partido de la gente de orden (que no siempre es la gente normal) de este país. Parece como si Aznar no hubiera roto un plato en su vida y pudiera presentarse como el regenerador de la derecha. Como si no tuviera a sus espaldas la guerra de Iraq, la corrupción, esa que al final se ha comido Rajoy, la España de la burbuja y el pelotazo inmobiliario. Todo olvidado. Y si se olvidan crímenes contra la humanidad como no se va a olvidar que el lider al que entroniza aprobó doce asignaturas de derecho en seis meses y obtuvo títulos de master con una sospecha muy fundada de haberlo hecho haciendo trampas. 

Es impactante la capacidad de la derecha de emitir mensajes que terminan calando y de practicar olvidos que terminan olvidando.  Son mensajes que a corto plazo son efectivos porque la izquierda, sobre todo el PSOE, hace tiempo que no emite mensajes de réplica. Este partido es incapaz de contrarrestar con eficacia estos blanqueamientos, dejando esa labor para otros, como si a ellos les diera vergüenza apropiarse de un chascarrillo pertinaz que la derecha no deja que se apague cuando encuentra motivo para ello, y aún sin encontrarlo.  

Gabriel Gomar