El cuento del lobo feroz

Si hay un personaje en nuestro pequeño mundo que ha dado un sorprendente giro, al menos para muchos de sus antiguos seguidores, ha sido Fernando Sánchez Dragó. Es cierto que ya apuntaba algunas formas pero cuando escribió su Gárgoris y Habidis en 1978 reunió a miles de admiradores, tantos que su obra alcanzó las 70 ediciones. Nos fascinaba Dragó con su trabajo en torno a un universo donde los mitos o el archivo akásico superaban o dirigían nuestras costumbres cotidianas.

Le perdimos la pista después y puede que él mismo también se la perdiera. O no. Tal vez nunca le conocimos. Hemos sabido de sus opiniones en los últimos años y de aquel humanista que nos aconsejaba fumarnos un porro cada noche como él mismo hacía, de aquel buscador incansable en culturas orientales que nos suministraba fármacos para curar lo que él no se curaba, nos ha quedado finalmente el rastro de un desconocido, su vida acabó con su mito. Sabíamos que apoyaba la fiesta nacional y detestaba a quienes defienden a los animales contra la barbarie del ser humano. Con los años, ha ido reuniendo un ideario que ahora confluye plenamente con Vox, “el río de sensatez que fluye”, según sus propias palabras. Citando a Heráclito, Sócrates, Aristóteles, Newton y Hegel, asegura que todas las encuestas “dan risa” y vaticina sesenta diputados para el partido de Abascal, más, dice, que los que conseguirán PP y Ciudadanos. 

Tanto mito ha convertido a Dragó en un lobo feroz que pretende asustarnos, un lobo mucho menos tierno sin duda que aquel Hermano Lobo que tanta falta nos haría ahora para dibujar la caricatura de quienes un día mostraron una imagen humana.

Llama por fin la atención que, al lado de su columna en El Mundo aparezca una promoción de HBO, un mes gratis para erizarse el pelo con “El cuento de la criada”.

elObservadorDCLM