Diario de Campaña: 7ª Jornada

El jueves santo era el día señalado para descansar por algunos de los líderes de los principales partidos políticos, como Albert Rivera y Pablo Casado. El centro de atención estuvo repartido en dos aspectos cuando menos llamativos. La rueda de prensa del independentista Jordi Sánchez desde la cárcel, y el agrio debate sobre el debate electoral de la televisión pública protagonizado por Pedro Sánchez. En ambos casos los protagonistas hicieron uso de la misma palabra para definir las situaciones vividas por uno y otro. La palabra era "anormalidad".

Jordi Sánchez considera una "anormalidad" que ayer se le permitiera dar su primera rueda de prensa desde que está en la cárcel y Pedro Sánchez ve una anormalidad hacer dos debates idénticos en dos días consecutivos, no sin falta de razón, porque el segundo debate con toda probabilidad será la continuación del primero. Los españoles podemos decir por tanto, que este año el debate electoral será más largo y estará emitido en dos capítulos, uno público y otro privado.

Los votantes estamos acostumbrados a escuchar las palabras de Pedro Sánchez, Casado, Rivera, e Iglesias. Era una buena idea incluir a Abascal, más que nada porque no se le conocen discursos magistrales, ni deslumbrantes, sino más bien recuerdan a las rancias arengas a las tropas del bando nacional durante la Guerra Civil. Sus intervenciones públicas, nunca van más allá de un par de frases seguidas, dentro de una entrevista. El don de la oratoria no debe ser el fuerte del líder de Vox, que coloca espesos cedazos a la entrada de la prensa en sus mítines, aunque podemos intuirlos a juzgar por el mailing enviado en esta semana pidiendo el voto de los ciudadanos. Eso sí, sus misivas van dirigidas a las zonas rurales, siguiendo el dictado de su ídolo, Donald Trump, escarbando en el voto rural para conseguir su victoria electoral, porque no hay que olvidar que Trump consiguió la victoria gracias a estos votos.

Ahora mirémonos el ombligo y veamos la táctica y la estrategia de Santiago Abascal en Andalucía y mientras en los bares de España se discute sobre si un debate o dos, sobre los cambios de cadena, o las órdenes de la Junta Electoral Central; en las zonas rurales se hablaba de que hoy ya no se trata de los partidos, sino de España, porque según Vox el separatismo y la izquierda marxista quieren acabar con ella. 

Deberíamos plantearnos ¿Y si gana las elecciones Vox acabará con los partidos políticos? Su discurso va mucho más allá: "El golpe de Estado no es la única amenaza que acecha nuestra libertad. La inmigración ilegal alentada por las élites globalistas, el feminismo supremacista que atenta contra la igualdad o el ataque al mundo rural y las tradiciones exigen una respuesta a los partidos tradicionales que han sido incapaces de ofrecer". Para mostrar una vez más el papel de “salvadores de la patria” al que nos tiene acostumbrados históricamente la derecha de nuestro país.

Pero  la séptima jornada electoral solo mantenía en activo a Inés Arrimadas que se paseaba entre insultos por la localidad de Vic. A Gabriel Rufián que daba un mitin en Barcelona en el que afirmaba que no hay diferencia entre Ciudadanos y Vox, porque Vox es C´s desinhibido, o lo que es lo mismo Vox es C´s a las cuatro de la mañana. 

Pedro Sánchez también habló para defenderse de las críticas al debate del debate. Perdió minutos de intervención programática para hablar del debate del debate y terminar aceptando que participará en el gran debate que se celebrará en dos capítulos consecutivos, repartido entre una cadena pública y otra privada. 

Eso sí, en esta campaña se hace necesario leer algo más que titulares, porque en algunos, tal vez con un doble sentido se escriben palabras como "Sánchez pide un referéndum para Cataluña", para comprobar dentro del texto que el Sánchez que pide el referéndum para Cataluña es Jordi, aunque todos en la cabeza tuvimos como primera impresión de que se trataba del presidente del Gobierno, que ya ha afirmado en reiteradas ocasiones que "nunca es nunca" ni referéndum, ni independencia, ni se va a romper la Constitución ni tampoco el Estatuto de Autonomía de Cataluña (por si a alguien le siguen quedando dudas).

DCLM