Para gustos los colores y para disgustos, los tránsfugas

Estamos en los últimos días de campaña electoral y las fichas cogen una velocidad vertiginosa. Sobre todo aquellas que cambian de sigla y de color y no lo hacen en buena lid, sino como la "puñalada trapera" al compañero, porque algunos se acostaron siendo la "derechita cobarde" y se levantaron la mañana siguiente siendo la "veleta naranja". Todo ello sin previo aviso. Sin evitar ni impedir el despilfarro de publicidad electoral, cartelería incluida, para aquellos cuyos designios estaban sobre fondo azul en Europa, como es el caso del ex-presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido. 

Este ha sido el último bombazo que empezó con Celestino Corbacho y Soraya Rodríguez, cuando aclararon el tono rojo del PSOE, al mezclarse con el amarillo para formar el naranja de C´s. También José Ramón Bouzá que se pasó del azul al naranja. Esta es la razón por la que el número dos del PP, Teodoro García Egea, se preguntaba en Valladolid "si habrá alguien de C´s en las listas de C´s".

Hay que volver la vista al pasado para recordar a Yolanda Rodríguez diputada provincial de C´s en Guadalajara que facilitó al PP la presidencia a cambio de un puesto en la institución con dedicación exclusiva, lo que le reportó un salario de 49.000 €/anuales.

Algo parecido ocurrió con los "ciudadanos" (C´s) del Ayuntamiento de Seseña (Toledo) o de Talavera de la Reina (Toledo), que facilitaron la alcaldía a Carlos Velázquez (PP) y Jaime Ramos (PP)respectivamente. También El Casar (Guadalajara) tuvo  4 concejales de C´s, que blindaron la alcaldía para el Partido Popular y Alberto Virseda, alcalde de Polán (Toledo) que inició la legislatura siendo azul del PP y pasando por el naranja de C´s la ha terminado verde de Vox, todo ello sin dejar de ser alcalde. 

Ciudadanos no pudo perdonar que en los primeros dos años de la última legislatura, 146 políticos naranjas se pasaran al azul del PP (132 concejales, 7 diputados provinciales, 6 diputados autonómicos y 1 consejero comarcal), algo que parece haber marcado de forma permanente al líder naranja que esperando con paciencia la venganza en frío.

Aquellos eran los tiempos en los que Albert Rivera se paseaba por Ciudad Real diciendo aquello de "Las actas de concejal pertenecen a los votantes y a los militantes, no a los cargos públicos, por lo que las actas de concejal se deben dejar una vez que se abandone el partido". Sin embargo el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Cuenca, Ángel Llorens, ha hecho caso omiso a estas palabras, al menos durante los días en los que ha sido simultáneamente concejal del PP y candidato de C´s, hasta el pasado 23 de abril, en que fue descubierto por el alcalde de Cuenca cuando leía el Boletín Oficial de la Provincia.

Los candidatos postizos de última hora, se han olvidado de las palabras que su ahora jefe de filas, Albert Rivera, cuando dijo en Guadalajara que "Hay partidos que se dedican a comprar concejales y diputados provinciales porque lo que no ganan con las urnas lo quieren hacer con mordidas, algo que C´s no va a permitir, porque aquí no tienen cabida los tránsfugas ni los corruptos". 

Está claro, que una cosa es robar concejales y diputados tras las elecciones y otra robar candidatos durante la campaña, pero lo cierto es que ambas acciones denotan una enorme falta de honestidad por parte de quien las lleva a cabo. Se percibe una gran falta de sinceridad en quien se escapa, de un día para otro, de un lugar en el que dejó de creer, a pesar de que un día antes teatralizaba el convencimiento de la mejor opción. Así hemos escuchado a Garrido decir un día que el PP es un "valor seguro" para decir al siguiente "¡Vamos¡" a Ciudadanos. ¿Qué cree que pueden estar pensando sus votantes? "Si nos engañaste antes, también nos engañarás ahora".

Ni siquiera los más pequeños delegados de curso, en la escuela, serían capaces de realizar una traición de semejante calibre, pero los políticos sin escrúpulos ya han demostrado que sí. Va a tener razón Teodoro García Egea (por una vez). Solo hay que contemplar los movimientos de C´s en Castilla-La Mancha: Rivera quitó de todas las candidaturas a quien había sido la seña de identidad de Ciudadanos durante los últimos cuatro años, Orlena de Miguel, pero no dudó un ápice en colocar a Juan Carlos Girauta, ex-PSC y ex-PP, que ya había intentado ser diputado con las siglas azules sin éxito.  

Por poner un ejemplo que lo haga palpable, la formación naranja lleva en su lista al Parlamento Europeo por Madrid en primer lugar a Luis Garicano que consiguió ser líder de C´s en primarias con 235 votos de afiliados anónimos. De número dos a Mayte Pagazaurtundúa, ex-UPyD. De número 3 a Soraya Rodríguez, ex-PSOE. De número 4 a Javier Nart ex-PSP y ex-PSOE y en quinto lugar José Ramón Bauza ex-PP. 

Esto podría explicar las afirmaciones de Santiago Abascal "la veleta naranja". La de Pedro Sánchez "Qué decepción" y de la de Pablo Casado, mucho más cerca en estrategias compartidas, que le "tiende la mano".

Por un lado tenemos los colores primarios, rojo, amarillo, azul; por el otro los que se forman de la mezcla de estos tres, uno de ellos es el naranja que se forma del rojo con el amarillo, algo que se ha venido viendo desde el nacimiento del partido de Rivera. 

Hasta ahora el 27% de los diputados de Ciudadanos procedían de otros partidos, como Juan Carlos Girauta (PSC-PP), Tony Cantó (UPyD), Fernando Maura (PP-UPyD), Jose Manuel Villegas (PSOE), Luis Salvador (PSOE), Fidel Prieto (PSOE) y Miguel Angel Garaulet (PP). Toda una amalgama de colores que bien definidos y con ideología real, sería imposible poner de acuerdo. Rivera lo consigue porque aglutina a los cabreados de la izquierda del PP y a los de la derecha del PSOE, pero no debe olvidar que cuando se mezclan muchos colores el resultado de la paleta no es agradable, porque suele parecerse a algo que normalmente huele muy mal.

Estaría bien reconocer que estos hechos son una falta de respeto, no sólo a los partidos, sino lo que es más grave al electorado, que no debería votar a este tipo de políticos para evitar que esto siga ocurriendo en el futuro. 

P. Moratilla