Pactar con los vecinos

No hace falta estudiar un máster para saber que lo que la gente quiere y busca un día de elecciones son números. Datos. El ansia es tal que refrescan una y otra vez las páginas de Internet, con el único objetivo de tener los datos recientes. No se permite siquiera un margen de 15 minutos porque el resultado en ese tiempo puede dar un vuelco completo al resultado total.

Las últimas elecciones generales no fueron diferentes. Eran las ansias de conocer los datos globales. Quién ganaría las elecciones. Cuáles serían los pactos. Cuánta razón tenían las encuestas, sobre todo las que se calificaban como “cocinadas” por Tezanos. Algunos esperaban reírse de los resultados y al final se les saltaron las lágrimas. Dónde quedarían los nacionalistas y a veces con un órdago tratar de extrapolar los resultados de las elecciones generales a las autonómicas o locales, algo que la experiencia señala como error, pero aun así es inevitable.

Los ciudadanos pueden votar PP a las generales y PSOE a las locales, porque Pedro “el de la Antonia” es un chico majo aunque sea del PSOE. Y es que el desconocimiento de las personas, es sustituible por la ideología del partido para la elección del voto a nivel nacional, pero no es comparable a la esencia traslúcida de quienes ostentan las siglas de un determinado partido dentro del término municipal, a veces familia, a veces amigos o enemigos pero siempre vecino, salvo que se trate de algún cunero. En la zona rural es más fácil saber el talante y la forma de trabajar del líder y los pactos llegan a juntar a Izquierda Unida con el Partido Popular para evitar que gobierne el PSOE, como fue el caso en algunos municipios de la región en anteriores legislaturas.

Ahora en esta época en la que los bloques se ponen de moda y resuenan las palabras de los líderes nacionales dejando claro con quien se pacta y con quien no se pacta, sigue sin existir seguridad en los pactos de los Ayuntamientos. Juan del PP y Antonio de UP pueden ser capaces de gobernar, porque son primos y siempre se han llevado bien. CS y PSOE pueden ser vecinos de portal, de calle o  de barrio. Pero lo cierto es que Vox  no llegaría a un acuerdo con nadie. Es impensable un acuerdo de Vox con la “derechita cobarde” o con la “veleta naranja” y mucho más difícil con el PSOE al que llaman “traidor” o con los “perroflautas” de “Podemos”, porque a Vox no le gusta nadie, no comparten con nadie y  “no se casan con nadie”. La democracia para ellos es otra cosa,  aunque si saben hacerle el “caldo gordo” a la “derechita cobarde” y a la “veleta naranja” como ya han demostrado en Andalucía.

No se puede evitar pensar qué hubiera ocurrido en nuestro lugar de residencia de traspolarse los resultados de las elecciones generales al Ayuntamiento. Son datos que no dicen nada y no sirven para nada, pero siempre pica la curiosidad. Por poner un ejemplo, la ciudad de Toledo: Vox hubiera sacado 4 concejales que podrían sumarse a los 6 del PP, lo que empataría con los 7 del PSOE que podrían sumarse a los 3 de UP. Para desempatar estaría el partido de Rivera con 5 concejales ¿Adivinan cómo sería el pacto?

P. Moratilla