Servidumbres y partidos adolescentes

Los un día llamados emergentes se comportan hoy como partidos políticos adolescentes, sorprendidos por la ausencia de cariño y su notable pérdida de influencia. Debido a determinadas circunstancias crecieron mucho en poco tiempo, llegaron a verse en el poder superando Podemos al PSOE y Ciudadanos, al PP. No se daban cuenta que al mismo tiempo estaban entrando en el campo de batalla, en el complejo entramado de la política, de los grupos de presión, las múltiples piezas del puzle que componen el Sistema. Y que en esa cazuela donde todo su cuece es preciso contar con un partido sólido, una acreditada experiencia y unos líderes que se olviden de sus egos, también adolescentes, si quieren de verdad actuar con la necesaria cautela que conduce a su consolidación. Se centraron en parecer más que en ser, en las estrategias cuando no en los bandazos para buscar filones de votos que sustituyeran al perdido tirón inicial.

Podemos ha mantenido al menos su posición en la izquierda pero sus líderes han perdido peso específico, el partido se ha fragmentado y ahora mismo está desaparecido en comunidades como Castilla-La Mancha. Lo de Ciudadanos parece más grave porque ha fulminado su identidad si es que alguna vez pudo acreditar alguna. Su líder se encuentra en un proceso de borrado, su imagen se desdibuja a base de adoptar decisiones drásticas que solo son útiles en determinadas y variables situaciones. 

Junto al Partido Popular a quien pretendía dar el sorpaso, el partido de Rivera ha pactado gobiernos con Vox y ahora millones de ciudadanos como los madrileños deben soportar servidumbres que impone la ultra derecha, como la negación del cambio climático y sus graves consecuencias, la eliminación de medidas para luchar contra la contaminación o la persecución del colectivo del orgullo. Quien estos días haya paseado por el centro de Madrid habrá comprobado lo ridículo y lo inútil que resulta luchar otra vez contra una evidencia más que consolidada.

elObservadorDCLM