El delito más grave y más oculto: los bebés robados

Todo empezó con el robo de los hijos de mujeres de familias republicanas en las cárceles, tras la guerra civil. Luego se sistematizó y se convirtió en un lucrativo negocio en el que participaban médicos, curas y monjas. Se generalizó entre los años 50, 60 y 70 con similar procedimiento: una mujer que iba a parir entraba por una puerta del hospital. Al mismo tiempo se registraba también a otra mujer, no embarazada, en la zona de partos. La mujer que tenía el hijo salía sin su bebé y se registraba como madre a la otra, no embarazada. Se realizaba todo el papeleo y la familia adoptante pagaba una suma acordada previamente. Lo más habitual era decir a la verdadera madre, sedada previamente, que su hijo había muerto en el parto.

El negocio del robo de niños en España continuó hasta los 90. Muchas asociaciones se han constituido ya que existen miles de casos de bebés robados que han salido a la luz desde 2009.

Ahora, la primera víctima de bebés robados reconocida por los tribunales, Inés Madrigal, ha encontrado a su verdadera familia después de 32 años de búsqueda. Ha debido recurrir a un banco de ADN de Estados Unidos que le puso en contacto con un primo segundo. Entonces supo que sus hermanos biológicos también la estaban buscando. Madrigal fue robada por el doctor Eduardo Vela nada más nacer. Ahora, Inés ha encontrado a su verdadera madre ya fallecida. El doctor Vela fue absuelto por haber prescrito el delito. El robo de esta niña sucedió en junio de 1969 cuando Vela entregó el bebé a una mujer que no había dado a luz, una señora de 46 años.

Desde que hechos como estos salieron a la luz, algunas asociaciones de afectados han calculado que pueden existir unos 300.000 niños supuestamente muertos pero en realidad entregados a otras familias.

Existen afectados de toda España, principalmente de Madrid, Valladolid, León, Bilbao, Guipuzkoa, Toledo, Ciudad Real, Valencia, Málaga o Sevilla. En casi todos los casos intervino una monja vinculada a la orden de las Hermanas de la Caridad y muchos nombres de médicos se repiten. También se repiten hospitales y formas de actuar: se dormía a las madres y cuando despertaban el bebé no estaba o se lo había llevado a la incubadora y ahí desaparecía.

En el Arzobispado de Madrid se encuentra el archivo que contiene cientos de documentos que las madres y los adoptados necesitan para encontrarse. Allí están las partidas de bautismo de la maternidad de O'Donnell y Santa Cristina donde se robaron cientos de niños y niñas entre los años 60 y 80 e incluso los 90. La Iglesia se niega a abrir los archivos para que las víctimas puedan conocer a sus familias, mientras algunas madres ya se han muerto. 

El anterior gobierno del PP se negó a que se investigara este hecho atroz, el peor castigo que puede hacerse a una madre y que parece sacado de una serie ficticia como “El cuento de la criada”. Durante las manifestaciones de afectadas, se han lanzado consignas como "Justicia ya", "Los niños robados no estamos muertos", "Iglesia, abre los archivos" o "Dónde están nuestros niños". 

DCLM