Solo nos quedan 30 años de vida

Para la elaboración del informe de la ONU ‘Perspectivas del medio ambiente mundial’ se han tenido en cuenta los datos recopilados por 250 científicos durante 6 años en 70 países de distintos continentes. En el informe se prueba como crece la distancia entre países ricos y países pobres y se observa como el exceso de consumo, la contaminación y el desperdicio de alimentos en el primer mundo está aumentando los índices de pobreza, enfermedad y las hambrunas en los países con rentas más bajas.

En todos los parámetros estudiados, el informe ofrece datos nada esperanzadores sobre el futuro del planeta: los Estados del mundo no están cumpliendo, ni se encuentran en el camino de poder hacerlo, los principales tratados ambientales por lo que la ONU advierte que si no hay una drástica reducción de los niveles de contaminación y de consumo las consecuencias se acercarán a lo catastrófico en cuestiones medioambientales y, por extensión, humanas. El cambio climático se sitúa en el epicentro del problema. Pero no solo. La considerable reducción de agua potable, la contaminación del aire, la presencia cada vez más preocupante de plásticos en océanos y en mares, los cambios de ecosistemas, el derretimiento de los polos o la sobrepesca, son otros graves problemas que, aunque se puedan relacionar de una manera u otra con el cambio climático, han generado una situación que la ONU considerada alarmante dentro, además, de la previsión de sobrepoblación para el año 2050: 10.000 millones de personas frente a los 7.500 millones actuales.

Estas consecuencias son ya una realidad palpable. La ONU estima que una cuarta parte de las muertes y enfermedades prematuras que se producen en la actualidad se deben a la contaminación provocada por el hombre y al daño medioambiental. Las emisiones que crean nieblas químicas y contaminan el agua y la aceleración de la destrucción de ecosistemas que son cruciales para la vida de miles de millones de personas están provocando una problemática en torno a la salud que, a su vez, obstaculiza el crecimiento de la economía mundial.

Desde 1997, cuando se presentó el primer informe, la ONU ha comprobado un progresivo deterioro del planeta que conlleva que no se esté en condiciones de cumplir las metas fijadas para 2030 y 2050 en los tratados internacionales sobre cambio climático, desarrollo sostenible y protección medioambiental. Según el último informe, las medidas avanzan con demasiada lentitud para cumplir los objetivos fijados o, lo que es peor, en varios países y sectores estratégicos no se están poniendo en práctica estas medidas y, por tanto, se está caminando en dirección contraria a la recomendada. A este respecto, el informe considera que “la incapacidad constante para adoptar medidas urgentes está teniendo repercusiones negativas sostenidas y potencialmente irreversibles sobre los recursos ambientales esenciales y la salud humana”.

A medida que las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando en medio de una gran cantidad de sequías, inundaciones y grandes tormentas, empeoradas por el aumento del nivel del mar, existe un creciente consenso político de que el cambio climático representa un riesgo futuro para miles de millones de personas. Por eso, en 2015 los líderes mundiales firmaron el Acuerdo Climático de París, en el que las naciones involucradas prometieron acciones para reducir las emisiones, en un intento por limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC. Sin embargo, ante problemas concretos como los impactos en la salud de la contaminación, la deforestación y la mecanización de la cadena alimenticia no existen acuerdos específicos, por lo que son causa directa de emergencias sanitarias crecientes cuyos datos resultan alarmantes: se estima que estas condiciones medioambientales han provocaron 9 millones de muertes en todo el mundo y que la contaminación del aire causa anualmente entre 6 y 7 millones de muertes prematuras, la falta de acceso a suministro de agua limpia provoca que cada año mueran 1,4 millones de personas debido a enfermedades, por otro lado prevenibles, como la diarrea o a parásitos producto de un saneamiento deficiente.

Si los gobiernos continúan sin actuar frente al cambio climático, estas cifras, que ya nos resultan alarmantes, se irán multiplicando exponencialmente hasta poner en riesgo la continuidad de la especie humana en el planeta.

M. Félix de San Andrés