10N: ¿Elecciones generales o elecciones catalanas?

No es suficiente con cuatro convocatorias electorales en cuatro años, además tenemos la sobredosis del mismo escenario político con el trasfondo de Cataluña. 

Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina y los pobres ciudadanos, pacientes y estoicos, se preparan para los nuevos discursos electorales, que volverán a ser más de lo mismo: Cataluña, Cataluña, Cataluña y si queda algo de tiempo Cataluña. 

Los líderes nacionales volverán a recorrerse las calles, que solo pisan cada cuatro años para pedir el voto, aunque esta vez, probablemente,  recuerden caras y calles por la asiduidad de sus visitas. Vendrán a Castilla-La Mancha y visitarán sus rincones, pero no hay que hacerse ilusiones, no hablarán de la despoblación, de la sequía, ni del trasvase. Solo hablarán de Cataluña. 

Volverán los himnos políticos y los colores de las banderas, verde, naranja, azul, rojo o morado, pero no hablarán de la tierra, ni tampoco de España, porque solo hablarán de Cataluña. 

De todos ellos, el que se encuentra en su salsa es Albert Rivera, porque  cumple sus objetivos. Si se le acaba Cataluña, se le acaba el discurso. Cataluña importa mucho a la ciudadanía, pero también sus problemas domésticos. Porque no apetece hablar de lo que ocurre en el norte, cuando en el sur no se tiene para hacer la compra. La política nacional está avasallada con los últimos acontecimientos. Todos tenemos información sobre lo que acontece con políticos, manifestantes y policías en Cataluña, pero existen otras preocupaciones que ahora están silenciadas, porque Cataluña ha paralizado a este país. 

Cada comunidad autónoma tiene sus noticias, que ahora han quedado en blanco. Cada tierra tiene su Gobierno que lucha para poder dirigir la política regional sin que le salpiquen los datos del retroceso catalán. Haciendo encaje de bolillos con los presupuestos y la financiación autonómica. Existen otros mundos, Cuenca, Soria, Teruel... que nunca se habla de ellos porque Cataluña copa titulares, pero también existen, y en ellos, sus gentes. 

El problema de Cataluña, bien merece una parcela por el interés nacional, pero existen otros problemas en la vida de los ciudadanos como el paro o el empleo. La contaminación ambiental e hídrica. El cambio climático y la sequía. Las ayudas sociales y las empresariales. 

El conflicto catalán es uno que solo tiene un camino de solución: la unidad de acción. No la crítica ni la campaña electoral fácil. Todos los partidos deberían estar unidos para buscar la solución catalana. Es pueril hacer toda una campaña electoral mono-tema y encima discrepante en las soluciones, porque solución, solo hay una.

Ojalá los políticos sepan darle a Cataluña su justa medida. 

elObservador DCLM