Cuarenta y ocho horas de cantos de sirenas para abatir a un par de diputados

Aún queda tiempo hasta la votación definitiva del martes. Hay que incendiar redes y azuzar con titulares en los medios más entregados y más voraces. Aún es posible salvar a la patria del Apocalipsis, robar la trompeta al tercer ángel para evitar por todos los medios que un meteorito se estampe y haga añicos los cuatro puntos cardinales de nuestra España. Cuarenta y ocho horas para formatear el cerebro de un par de diputados, atarles con cadenas a una recia columna de mármol, al mástil del barco donde serán obligados a escuchar el canto embrujado de las sirenas que les hará enloquecer, acudir al hemiciclo y salvar todas las Troyas trocando el sentido de su voto, atar a un poste al empecinado Sanchez y lanzar sobre su cuerpo una lluvia salvadora de flechas ¿una lobotomía?, presionar, presionar, inténtalo otra vez Inés con tu encantadora sonrisa, lancemos drones al estilo Trump, construyamos un zulo donde ocultar a un par de diputados durante 49 horas, que ardan las hogueras de la Inquisición contra la apostasía, la heregía y la hechicería. Salvemos así lo nuestro y lancemos de nuevo al cenit el águila de nuestra victoria. 

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