Las excusas de Casado para seguir controlando el poder judicial

¿Se gobierna y se hace oposición para beneficio de los ciudadanos, para satisfacer los intereses de los partidos o de los líderes de los partidos? Lo que parece es que en la mayoría de los casos son más importantes las supuestas consecuencias de las decisiones en el rédito político que en satisfacer directamente las necesidades de los ciudadanos. E incluso más que cumplir con las normas básicas del deber democrático. Pablo Casado acude a la Moncloa con una serie de exigencias sin el cumplimiento de las cuales no estará dispuesto a desbloquear la renovación de órganos de especial trascendencia democrática, que requieren el apoyo de al menos tres quintos de diputados y senadores. Se trata de órganos como el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el consejo de Administración de RTVE, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del Pueblo. Casado, con el apoyo de Vox, acude al encuentro con Pedro Sánchez con su propaganda a cuestas y unas cartas para negociar algo que no debe negociarse porque el desbloqueo de esas instituciones es un deber democrático. El Consejo del Poder Judicial lleva dos años en funciones y su mayoría conservadora no responde a la mayoría elegida en las urnas en las últimas elecciones. Se puede hablar de nombres, se pueden ofrecer y ceder detalles como la composición de un órgano, se pueden plantear modificaciones en sus competencias, pero no se debe bloquear la renovación de unos órganos que tradicionalmente se han repartido según las cuotas políticas que representan las mayorías decididas por los ciudadanos. No hay ni excusas, ni exigencias.

Puede que sean matices, pero el PP no puede impedir la renovación del CGPJ y exigir al mismo tiempo imparcialidad en el nombramiento de la fiscal general porque da la sensación de que está acostumbrado a controlar el poder judicial igual que los telediarios de TVE, un ente que manipula sin pudor cuando está en el gobierno y sobre el que reclama imparcialidad cuando está en la oposición.

elObservadorDCLM