El dios del sueño

Por Carmelo Ordóñez

07.05.2020

Sostenían los antiguos griegos que en el borde occidental del disco terrestre había una montaña con una amplia y profunda gruta; allí residía el dios del sueño. Nunca penetraban en ella los rayos de Helios. Una espesa niebla subía desde el suelo y lo envolvía todo en la penumbra…

Ningún sonido, ni una voz humana podía interrumpir el eterno silencio; sólo un manso riachuelo que fluía con somnífero murmullo junto a la entrada de la caverna.

En sus orillas crecían infinitas hierbas aromáticas, de las cuales la noche extraía soporíferos jugos. En la cueva solo había una habitación sin entrada en cuyo interior  se encontraba  un lecho de ébano cubierto con tupidas colchas, en las que  reposaba el dios; a su alrededor yacían bajo él, en mil formas distintas, los sueños, sus hijos….Una noche, el dios del sueño no pudo ver cómo la diosa cibeles convertía en leones a los amantes Atalanta y a Hipómenes, dejándoles en esa forma animal anclados a su carruaje para la eternidad.

Cada vez que veo la estatua de Cibeles en Madrid no puedo dejar de imaginar a los dos  amantes antes de ser convertidos en leones. Inspirado en esta parte de la mitología griega he compuesto este tema que termina con los lamentos de ambos amantes ya en su forma animal, sin estar apesadumbrados pues estarán juntos toda la eternidad ….. que la melodía te transporte a parajes de armonía y de esperanza.

Escuchar audio (Autor e intérprete: C. Ordóñez).

Carmelo Ordóñez