Efectos secundarios

Por Kimi

24.05.2021

Me llamaron para vacunarme cuando menos me apetecía. Había estado realizando una serie de gestiones a las que me enfrenté con cierta zozobra, debido a mi inexperiencia en asuntos que me causaron determinada incertidumbre respecto a su novedad y rareza, si bien los resultados pueden calificarse de correctos. 

Fui de mala gana porque no me gusta el prólogo de la primavera, su acreditada inestabilidad y su indecisión entre los rigores del invierno y la severidad del verano. Me causa cierta fatiga no tener meridianamente claro la ropa que debo ponerme ya que en ocasiones me parece que voy a tener frío, me cubro, salgo a la calle y descubro que no he acertado con el abrigo seleccionado. Otras veces me sucede todo lo contrario, no voy a detallarlo. Mi esposa me dice, hijo pues ponte algo de entretiempo. Y yo le respondo que eso es muy aleatorio, el entretiempo, le explico, es una de esas palabras bonitas pero poco concretas, parece que van a servirte de algo pero a la hora de la verdad eres tu quien debe enfrentarte a las verdaderas consecuencias.

No me agrada hacer cola y mucho menos de pie y con mascarilla FPP2. Los ciudadanos nos miramos con disimulado recelo aunque ya hemos bajado bastante la guardia en relación con los primeros meses en que todos parecíamos sospechosos de crímenes dolosos y culposos, pero me incomodan sobremanera ciertas conversaciones y algunos tonos de voz. Vino la enfermera y nos ordenó en la fila según la hora a cada uno asignada. No voy a relatar aquí cada detalle, mi pincharon la Pfizer, me entregaron el certificado y la cita para la segunda dosis, veintiún días después.

Efectos secundarios. Nada más pincharme se me desabrochó un zapato, dije, joder, se me ha desabrochado un zapato. La enfermera me respondió que era algo habitual, que me tomara un paracetamol y que esperara otros quince minutos por si la cosa iba a más.

No me gusta esperar en las consultas y menos en medio de esto que nos está pasando…

Kimi