Huyendo, en bicicleta

Por Gloria Gallas

13.06.2020

Nos conocimos en el antiguo convento toledano de Santa Fe. Yo estaba otra vez delante del cuadro, extasiada ante la figura de aquella mujer con su hijo en brazos, mirando las imágenes de un libro. Aquel universo compacto me llenaba de luz y de paz, mis ojos viajaban por las formas redondas, los colores, la textura, la contundencia de la mancha emergida de un agujero negro. 

Escuché la voz de alguien que dijo detrás de mi: “es un huevo”. No me sentí molesta por su comentario porque, de alguna manera, necesitaba volver a la realidad. “Vengo a menudo a contemplar este cuadro -añadió- imagino a su autora huyendo en bicicleta, escapando de su padre que no le permitía ir a clase de pintura; de los alemanes que invadieron Bélgica, de los necios que consideraban el arte cubista y el abstracto demasiado complejos para una mujer. Creo que nada es complejo para una mujer porque, precisamente, una mujer siempre es compleja y abstracta”. Nos reímos, le pregunté y me dijo que se llamaba Alejandro, ¿y tu? Yo me llamo Marta. Le conté que aquel cuadro me había atrapado desde el primer momento que le vi, me hacía sentir tan…aliviada. 

      - En realidad se trata de una vidriera, su novio esculpía pinturas y ella pintaba vidrieras. Para Donas no resultó nada complicado dominar el cubismo ni tampoco la luz que penetra por los cristales de colores en las catedrales, ¿te gusta el cubismo?

     - Hasta ahora no, la verdad. Siempre que pienso en Picasso recuerdo una frase de Borges que me hizo gracia: “los cubistas pretenden trasformar el mundo en figuras geométricas; no se si eso se puede y, lo peor, no se si se debe”.

Alejandro tiene una risa preciosa, de pronto aparece el color en su cara de espía ucraniano. Nos quedamos un rato más mirando El libro de imágenes. Se fijó en mi, yo pensaba que por primera vez: “Uy, a propósito de cubismo, tengo que ir a comprar un cubo de la basura”, dijo invadiendo aquella cálida atmósfera. Con el tiempo tuve constancia de su gusto surrealista por asaltar lo divino con lo más trivial o profano...

     - ¿Un cubo de basura?

     - Bueno, en mi edificio han obligado ya a dividir en cubos diferentes la basura normal de la orgánica. He estado echando los restos reciclables de comida a un cubo sin tapa y, desde que ha llegado el calor, entran moscas por la ventana y eso me pone muy nervioso. He visto en la tablet una tienda donde hay unos cubos preciosos de esos que la tapa se levanta presionando con la punta del pie. Además, hay que montarlo y me excita mucho pensar que no voy a saber o que me va a sobrar alguna pieza, ¿tienes algo que hacer? ¿Te vienes conmigo a Madrid? ¿O prefieres seguir viendo el resto del museo.

     - ¡Cuántas preguntas!, la verdad es que yo también vengo a menudo a ver las obras de Polo…

     - ¿Qué piensas de Roberto Polo?

     - No se, la verdad, he leído algunas cosas sobre él, tiene pelo en la cara y en el pecho. Tiene que ser un tipo sorprendente. Le imagino huyendo en bicicleta, cerrando tratos con su delgada intuición masculina, utilizando abrelatas manuales para sacar lo mejor de los agujeros negros. Ha sido una suerte para nosotros que nos regalara estas obras pero desconozco lo que de verdad anida en su corazón.

     - ¿Lo que anida?

     - Bueno, estudio arte y me considero poeta, jajaja, a veces aparecen palabras como esa en una conversación normal…me encantan los viejos conventos, me imagino a las monjas hartas de verse cada día, haciéndose putadas, contritas, remordidas, sibilinas…Me fascina el mundo de las monjas. ¿Y tu?

     - Yo soy un vividor. Heredé de mi padre una valiosa colección de mariposas. Cuando necesito dinero vendo una y me compro un rascacielos o me marcho al Festival de Cannes. Viajo a veces sin sentido y suelo encontrar en el camino mis adoradas serendipias. Hace dos años estuve en la presentación de la última película de Godar. Se llamaba “El libro de imágenes”, imagínate. Quedé un poco aturdido con esa película, le dieron la Palma de oro pero mi verdadera intención era leer luego en España la crítica de Boyero…Espera que la busque en el móvil...aquí está: “Dudo que nadie medianamente lúcido adquiera, distribuya y estrene el último y verborreico onanismo mental del nonagenario Godard. (...) me resulta imposible entender lo que pretende decir, algo que me ocurre con casi la totalidad de su cine". Tambien es un poeta.

Nos reímos otra vez.

     - ¿De verdad tienes una valiosa colección de mariposas?

     - La verdad es que te conozco hace ya un año, exactamente desde marzo de 2019. Cuando descubro algo verdaderamente interesante como tu, me aparto un tiempo hasta que, milagrosamente o no, se produce el encuentro. Y espero a ver qué dicen las imágenes del libro…

     - ¿No serás un raro?

     - ¡No!, yo también soy un poeta.

     - Dime alguno de tus versos.

     - Al alba eran malva sus labios viajeros, maduros de pasión, dignos, serenos…

     - ¿Y las mariposas?

Alejandro dice que el polvo de las mariposas nos unió al ver con los mismos ojos las imágenes de aquel libro. Creo que de tanto mirarlo se convirtió en nuestra primera casa. Le confesé que me había atrapado desde el primer momento que le vi, me hacía sentir tan…aliviada.

Gloria Gallas

(Imagen: Le livre d'images (1918). Marthe Donas. Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de CLM. CORPO. Toledo)