Un hogar para desamparados: Errejón, Vinicius, Felipe González, el Emérito, Florentino, Pablo Casado…

Por Daniela Bretón

29.10.2024

Doña Amparo había sufrido una niñez y parte de su juventud llena de privaciones y vacía de cariño. Por eso desarrolló un alma caritativa cuando aquel matrimonio sin hijos la liberó de la casa de acogida y se hizo generosamente cargo de su vida y de todas sus necesidades. Cuando fallecieron sus padres adoptivos no podía dejar de pensar en todas las personas que, por una causa u otra cayeran en desgracia o no fueran recompensadas, al menos según ellos mismos pensaban que deberían serlo por merecimientos propios. 

Heredera de una gran fortuna, creo una Fundación en la que amparaba a quienes lo desearan tras una mala jugada del destino e incluso por contravenir una norma o una ley por cuyas consecuencias fueran trasladados sin honores más allá de los límites del anonimato público o, lo que es peor, al aislamiento social con escarnio incluido, como justo castigo por su deleznable comportamiento.

Le daban pena en particular personajes que habían mostrado cierta o importante relevancia y que, de pronto, habían caído en desgracia convirtiéndose en el blanco justificado de quienes antes presumían de ser sus mejores amigos.

Uno de esos casos de plena actualidad era el de Íñigo Errejón, el político que, con todos sus merecimientos, era portada y diana de todos los medios. Doña Amparo sentía una enorme pena cuando pensaba en su futuro, su familia, su manera de seguir adelante…, por mucho que mereciera su infausto destino.

La Fundación le ofreció el amparo igual que antes había hecho con otros políticos como el defenestrado Pablo Casado o el incomprendido Felipe González a quien el actual líder de su expartido no le rinde la pleitesía a la que se considera acreedor por los servicios prestados a España y al PSOE. A doña Amparo le daba pena la imagen pública tan facha que se empeñaba en consolidar Felipe con sus apariciones en medios de la derecha donde a menudo suelta pensamientos y argumentarios de la derecha que para eso le invitan. Por eso pensaba que sería bueno acogerlo en su Fundación junto a su compi Alfonso Guerra para que dejaran ya de hacer el ridículo, igual que tantos otros que no parecían ver mojar las barbas del vecino.

También propuso doña Amparo acoger a dos blancos manchados como Vinicius y el propio presidente del equipo, Florentino Pérez. Muchos medios le habían puesto a caldo por no asistir a la Gala de entrega del Balón de Oro como venganza por no haberlo recibido el brasileño Vinicius José al que consideraban el único y más justo acreedor del galardón. Tanto que era bastante probable que en Arabia Saudí le regalaran un balón de oro macizo a cambio de celebrar allí el Real una liguilla con el Barça y el Atlético, una performance por la que cada uno de los tres clubes recibiría además a cambio unos 1.200 millones de euros por partido. También propuso acoger a Diego Pablo que pronto pasará a la historia de los rojiblancos tras un periodo tremendamente fructífero.

A doña Amparo se le agolpaban las propuestas de acogida que realizaban sus colaboradores: políticos, en particular, como Dolores de Cospedal, antaño jefa del PP o a sus compañeras y compañeros Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes, Soraya Saénz de Santamaría, Bárcenas, Rato, Zaplana y Susana Díaz o Carolina Bescansa. Y no políticos o mixtos, como Jesús Gil, Mario Conde o Ruiz Mateos.

También había estudiado el expediente del Rey Emérito, antaño tan jaleado por las multitudes y ahora vilipendiado y puesto en evidencia por parientes cercanos a una de sus principales y eméritas amantes, también apellidada curiosamente Rey.

Poco a poco, respondía doña Amparo, extendiendo la palma de su mano en señal de calma, “tranquilos que esto lleva unos trámites y no todos se han quedado tan desamparados como pareciera, todo lo contrario, algunos viven como reyes y, sin embargo, no paran de intentar mantenerse en el candelero, aunque cada día pierdan más crédito sin que lo adviertan, algo que también me apena sobremanera”. 

A doña Amparo le asaltaban a veces problemas de conciencia porque empezaba a cribar a personajes margis milmillonarios debido a sus comportamientos, todo lo contrario de lo que un día fue, precisamente, el alma mater de su negocio. ¿Estaba perdiendo la esencia de su nombre?

Daniela Bretón