El tenista dopado y el tenista naturista

Llegó a la pista 4 cuando faltaban diez minutos para la hora convenida, once de la mañana. Como su contrincante no aparecía, A. se dedicó a pasar la estera de malla para igualar la tierra, luego regó la pista con cuidado para no crear charcos. Llegó M.

- Joder, dijo, la has dejado de puta madre. 

Depositó su bolsa sobre una silla, abrió las cremalleras.Primero sacó la crema de calor que se extendió por el brazo y la espalda. Luego abrió el bote de los carbohidratos y echó cuatro cucharadas en el agua de su botella divida en dos partes. En la de abajo llevaba 60 gramos de proteína para tomar inmediatamente después de terminar el partido. Con la primera bebida aprovechó también para tomar tres pastillas de aminoácidos en rama. Luego sacó la raqueta, dio unos saltos y empezaron el calentamiento cerca de la red.

- ¿Qué tomas?, preguntó A.

- Un poco de todo, aminoácidos, carbohidratos, proteínas…

- ¿Y tu?

- Yo no soy partidario de tomar nada, no me fío de esos potingues.

- Pues yo si, joder, quiero aumentar mi masa muscular y mantener la energía durante el partido. 

En uno de los descansos, M. bebió sus carbohidratos a pequeños sorbos y se tomó un par de pastillas más que se encontró en el bolsillo y que le estaban molestando cada vez que guardaba las bolas. A. abrió su bolsa y sacó un taper donde guardaba unos dátiles.

- ¿Qué es eso?

- Dátiles, ¿quieres uno?

- Si, gracias.

Kimi